Desapareciendo

| LUIS VENTOSO |

OPINIÓN

25 may 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

DENTRO cinco siglos, los visitantes del Museo Británico de Londres podrían toparse en las vitrinas con una momia de porte chaparro, rictus socarrón y ropas de Zara, acompañada de un cartel explicativo que rece así: «Gallego. Especie extinguida». Galicia, desfondada primero por el éxodo de la emigración y después por la falta de oportunidades económicas, se ha convertido ya en un país de viejos: en siete de cada diez viviendas gallegas no hay menores de 16 años y la pareja tipo no se atreve a tener más de un hijo. Con una ciudadanía menguante y fatigada, Galicia pierde peso en España y Europa y ciega su futuro. Sin gente, el horizonte es una sociedad subvencionada, poco emprendedora, nada creativa. Asombra pensar que hoy el mayor servicio patriótico que podemos hacer los gallegos a nuestro país es tener hijos. Galicia tiene 2,6 millones de habitantes. Es la quinta autonomía en peso demográfico; supera a cada una de las Castillas, al País Vasco, a Aragón... Esa cifra nos otorga fuerza e importancia. Pero Madrid y Cataluña ya nos doblan, los valencianos son 4 millones y los andaluces, 7. El fenómeno de la inmigración tampoco ayuda: el edén fraguiano resulta poco atractivo para el recién llegado. Nos estamos desinflando. Fraga entiende del problemón: lo cita constantemente. ¿Pero ha hecho políticas para paliarlo? Ayudas cosméticas, pero nunca el plan de choque que urge. El BNG, entretenido en la contemplación de una Galicia mítica que desapareció con la sociedad urbana, tampoco se ocupa del gran hándicap del país real: no nacen gallegos. Además del AVE, hace falta que existan pasajeros para ocuparlo.