Chica Almodóvar

La Voz

OPINIÓN

CÉSAR CASAL GONZÁLEZ

24 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

NECESITABA el Entroido, la risa. Con el Carnaval político a tiro de ficha de parchís, precisaba un revolcón en el ingenio. Me disfracé de mujer Almodóvar y esto fue lo que vi más allá del rímel y las pestañas postizas: Mortadelo y Filemón, unos boys con un tanga hilo dental, colegialas, lindas colegialas, trogloditas sin aparente filiación política, vikingos, millones de piratas del Caribe, indios, vaqueros, misses, romanos, unas fregonas muy logradas, una guatemalteca, geishas, vampiros, diablos, pitufos, sevillanas, fockink brothers, caperucitas, el reparto de El señor de los anillos al completo, unos pitillos, Mae West, «¿llevas pistola o es que te alegras mucho de verme?», payasos sin filiación política, el increíble Hulk, Blancanieves, Groucho, «bebo para hacer interesante a las demás personas», toreros, enfermeras, el Che con un Guardia Civil, el capitán Garfio, zorros, muchos zorros, alguna que otra zorra y, como el paseo fue por La, La Coruña, había también mucho pijo coruñés, en su papel, muy creíbles. Viva las caras, caretas, carotas. Carlos Latre al poder. En Río triunfaron las garotas en tanga y con el cuerpo desnudo pintado de colores. Merece la pena travestirse. Por fin hice carrera en la vida, en las medias.