Llorando al amigo

| JUAN JOSÉ R. CALAZA |

OPINIÓN

10 feb 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

LA HUMANA existencia se va tan caprichosamente cincelando en el destino que cuando el sol silba alegre para algunos a otros aplasta la oscuridad del dolor. Suena a topicazo, a lanzada a moro muerto, pero yo quiero que así suene para restregarle por las narices a algunos lo más elemental: el imperativo categórico de no matar y el derecho a vivir. Recibí de Fernando Savater -siempre inteligentemente campechano y serenamente profundo- su libro Palabras cruzadas en el que, mano a mano con su colega José Luis Pardo, despliega un suntuoso tríptico de la más vivificante, la más sencilla, la más imprescindible justificación del sentido de filosofar, que bien pudiera ser del sentido de vivir: Comunicar las dudas ; Ciudadanía y vértigo ; De lo que no hay . El opúsculo contenía una cómplice dedicatoria referente a la obra clandestina de Pierre Mac Orlan, firmando para la ocasión Pierre du Bourdel. Aún estaba yo riéndome a carcajadas con la dedicatoria de marras, que concluía premonitoriamente «... porque de menos nos hizo el Señor», cuando un mensaje de Fernando me hizo saltar las lágrimas al informarme de la muerte de su amigo Joseba Pagazaurtundua, hermano nuestro en la libertad, a ti te nombro. En plena adversidad, Fernando Savater supo estar, como siempre, a la altura de las circunstancias transformando el abatimiento en energía, la pena en viril desgarro, el llanto por el amigo muerto en vozarrón libertador. Savater lo expresa así: «Si mañana se acabase de una vez el dichoso conflicto vasco (.) sentiría sin duda un inmenso alivio y probablemente consideraría que he recobrado gran parte de mi libertad intelectual. Sin embargo nunca negaré que esta contrariedad me ha enseñado mucho: sobre mi propia tarea y cómo la llevan a cabo muchos de mis colegas» (op. cit., página 60). Esto es lo que hay: forjarse humanamente en la adversidad para ser discretos en la vida normal. Suena a topicazo, a lanzada a moro muerto, pero yo quiero que así suene el llanto por al amigo muerto, a ti te nombro Joseba Pagazaurtundua.