LA FRASE matar el gusanillo existe en otras lenguas romances, además del español: en portugués y en gallego se emplea matar o bicho, y en francés, tuer le ver. Su primer y más antiguo significado es 'beber aguardiante en ayunas'. La expresión tiene su origen en la antigua creencia de que cuando no se había comido se desarrollaban en el aparato digestivo lombrices, la solitaria u otros parásitos más o menos misteriosos. Los ruidos y los movimientos internos que percibe quien tiene el estómago vacío contribuyen a alimentar la idea de la existencia del verme. Ha llegado incluso a atribuirse a Pasteur la afirmación, en una sesión de la Academia de Medicina de París, en 1880, de que en la saliva de las personas en ayunas existían unos parásitos letales que perdían su peligro cuando se tomaba la copita de aguardiente. Con el tiempo, matar el gusanillo pasó a significar también 'satisfacer momentáneamente el hambre', que es lo que hacen los marineros franceses que acompañan de anchoas la libación matinal, aunque hay galos que cambian el áspero eau de vie por vino blanco. En tiempos más recientes, en español se extendió el uso de la frase con el significado de 'combatir la añoranza de algo, especialmente del ejercicio profesional o de la práctica de una afición': «Los amantes de la fiesta dicen que el regreso de algunos toreros es para matar el gusanillo, que no pueden vivir sin estar cerca de la cara del toro». hablar.bien@lavoz.es