La cigarra y la hormiga

| MARÍA XOSÉ PORTEIRO |

OPINIÓN

HABITACIÓN PROPIA

28 sep 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

EN VIGO ya no llegan a seiscientos, pero a principios de los ochenta había ocho mil trabajadores ocupados en el sector naval en puestos de trabajo directos e indirectos. En el 2004 se cumplirán veinte de la reconversión que produjo en miles de familias de Vigo y Ferrol secuelas que todavía hoy pueden vislumbrarse. Las exigencias impuestas por la entrada de España en la Unión Europea y las consecuencias de la arbitrariedad con que el franquismo sostuvo artificialmente con dinero público factorías que en otros países se regían por la ley de la oferta y la demanda, algo tuvo que ver con las medidas de reducción drástica de plantillas y con el cierre de numerosas industrias del naval gallego. Por si la costumbre y la cercanía nos producen amnesia, Fernando León, el director de Los lunes al sol , película rodada por aquí y que acaba de estrenarse, pone ante nuestros ojos el retablo de una serie de situaciones, lugares y personajes que protagonizaron aquella etapa de nuestra historia reciente. En un momento dado, el personaje de Santa, que protagoniza Javier Bardem, intenta dormir a un pequeño leyéndole una fábula desconocida para él: La cigarra y la hormiga . A medida que se aproxima a la moraleja de que quien no sale del pozo es porque no se empeña lo suficiente, Santa, ante el asombro del niño, se indigna y desgrana un rosario de acertados argumentos que tienen que ver con la injusticia y la desigualdad. Pero tener razón no suele ser bastante para ganar la guerra, y los mutilados en aquel combate que aún esperan una oportunidad, ven como su experiencia y saber hacer se oxidan a la misma velocidad que las planchas de metal dejadas en la orilla, expuestas al olvido, el sol, la sal y la humedad.