ARZALLUZ

La Voz

OPINIÓN

13 abr 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

Xabier Arzalluz, el incombustible y todopoderoso presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), ha empezado una «retirada progresiva», decidido a abandonar la política en el 2003. Arzalluz, que cumplirá setenta años el próximo 24 de agosto, considera que ha llegado el momento del relevo, y así lo ha manifestado a sus allegados. El PNV tiene que afrontar una sucesión en la que no se vislumbra todavía un heredero claro. Quizá Sabino Arana sufre tiempos de zozobra en su sueño eterno. Polémico, radical y abrupto en algunas de sus declaraciones, este ex jesuita listo y cabezota siempre «supo parar la burra antes de que se despatarrase por el precipicio», como me dijo en una ocasión uno de sus próximos. Peculiar negociador, fue capaz de alcanzar pactos con todo el mundo (PSOE, PP, HB, EA, IU), aunque no siempre fueron duraderos. Visceral y a la vez adusto, con una ironía de fondo destinada a taladrar a sus adversarios, tiene la osadía del discutidor encarnizado y el instinto de la frase altanera, muchas veces desafiante, que alcanza titulares en los medios de comunicación. Elegirle sucesor no será fácil. Pero quizá ya todos merecemos un futuro sin él.