MANUEL ALCÁNTARA LÍNEA ABIERTA
21 feb 2002 . Actualizado a las 06:00 h.El acreditado genocida Milosevic está diciendo su verdad y otras mentiras. Se nombró su abogado defensor y convocó, para aclarar las cosas, a varios prohombres de conciencia inevitablemente negra. Tipos que no han tenido más remedio que deambular por las letrinas: Clinton, Chirac, Schröder, Solana... A unos los quiere como cómplices y a otros para acusarles de apoyar el terrorismo. El ex presidente yugoslavo sigue culpando a Occidente de todos los espantosos crímenes que se le imputan y se ha revelado como un gran dialéctico. Lástima que se vea obligado a defender una causa tan difícil. «La verdad está de mi lado, me siento superior y vencedor moral», ha dicho. Alguna vez descubrirá la ciencia médica, en su rama de la patología, el funcionamiento del cerebro de los dictadores. Los discursos de autodefensa de Slobodan Milosevic son apabullantes. Durante tres horas ha interrogado de manera implacable a un líder de Kosovo, primer testigo de la acusación. Todo parece indicar que cree en lo que dice y que estaba persuadido de que hacía el bien cuando propagaba el mal. Ahora espera el juicio de la Historia, pero el tribunal debiera estar constituido por psiquiatras. Su padre y su madre se suicidaron por separado, pero él dice que no piensa hacerlo. Todo sería distinto si hubiese seguido el ejemplo de sus mayores en su momento, cuando en su complicada y atormentada patria no había higiene étnica y la sangre tenía mezclas, pero sin derramarse.