EL ANIMAL POLÍTICO

La Voz

OPINIÓN

XOSÉ MANUEL BARREIRO RIVAS

03 oct 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

Ayer perdí diez minutos mirando la mano de Juan José Lucas, en una foto que ilustraba la entrevista que publicó este periódico. Parecía Harbert von Karajan, con mirada lejana -¡über alles!, diría yo-, con rostro de parto intelectual o artístico, y con ese gesto que emulaba al gran director alemán en el justo momento de arrancarle a la orquesta las notas del segundo movimiento de la Séptima Sinfonía de Beethoven. ¿Y qué decía? Pues eso, que Manuel Fraga es un «animal político» y «un lujo para España», y que «ha generado admiración en los presidentes regionales europeos». Tres revelaciones inauditas que merecen una detenida hermeneusis. ¿Qué quiso decir don Juan José cuando, en un alarde de originalidad increíble, califica a su líder de «animal político». Lo primero que hay que descartar es que se estuviese refiriendo al manido pasaje de Aristóteles (Pol. 1253 a, 1) que todo el mundo cita en griego (zoon politikón). Porque eso no sería ningún mérito, sino al contrario, en la medida en que es una cualidad constitutiva de todos los hombres (y mujeres), incluidos Celia Villalobos, Mauro Silva y el arzobispo de Valladolid. Claro que, si no quiso decir lo que dijo Aristóteles, quizá haya querido decir lo que dijo, y eso sería tanto como tirarse a los pies de los caballos. Y por eso tendremos que convenir, usando una posibilidad equidistante, que no dijo nada, que no tenía otra frase a mano, y que salió por ahí como pudo haber salido por soleares. La segunda frase parece copiada de Romay, que solía repetirla en todos los mítines. Que Fraga sea un lujo debe interpretarse como que no nos lo merecemos, y que, siendo un fenómeno fuera de lo común, nos hace el favor de seguir en el poder, sacrificándose por nosotros, que no servimos para nada. Y ahí si que hay un concepto profundo de la democracia, tan deudor del propio Aristóteles y su aristocracia como de Wilfredo Pareto y sus élites, y que deja muy claro cuál es el proyecto político que tiene el Partido Popular para Galicia. La tercera frase hace referencia a la admiración que suscita Fraga en Europa, cuyo hito más destacable fue aquella famosa votación de la ARE. Quizá por eso, porque aquí está todo hecho y todos nos imitan, la labor internacional de Fraga se desarrolló en Cuba, Uruguay, Paraguay, Guatemala y Argentina, donde nadie duda ya de la importancia del Xacobeo y de la calidad de la gastronomía gallega. Por eso el ministro Lucas mueve su mano como von Karajan: porque lejos de hacer una entrevista vulgar, está recreando y dirigiendo la sinfonía de la sucesión: «Una persona que conozca la política gallega y tenga un grado de sintonía con la dirección nacional». Y que sea -esto lo añado yo- un «animal político».