Ana Oncina convierte a la típica pareja joven en dos productos gastronómicos por simple entretenimiento
14 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Para explicar con humor las relaciones maritales se puede caer en el topicazo casposo de Escenas de matrimonio o hilar fino como en Croqueta y empanadilla. Ana Oncina convierte a la típica pareja joven en dos productos gastronómicos por simple entretenimiento, y el resto del relato lo pone la vida cotidiana. No hay episodios extraordinarios en estas breves historias, sino una sucesión de momentos que cualquier lector que comparta (o haya compartido) vida en común encontrará cercanos. Desde las peleas por un pedazo de cama hasta las conversaciones intrascendentes por la limpieza, los conciertos compartidos o los momentos de vergüenza ajena.
Todo ello sin artificios, con el color justo, con un dibujo algo naif y dos personajes entrañables: un hombre croqueta y una mujer empanadilla, cuyo plato favorito, por cierto, son esos rebozados. Se puede objetar algunas secuencias planas, pero no se debe exigir una tensión narrativa superlativa cuando solo se trata de pasar un buen rato.
Ana Oncina
La Cúpula
Color. 132 páginas
12 euros