La voz tranquila de la protesta

camilo franco REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Moustaki desarrolló una carrera de compositor antes de salir a cantar

24 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Los jipis adultos siempre quisieron ser Georges Moustaki. Porque parecía que siempre acababa de bajarse de algún barco con nombre extranjero y que en la tranquilidad de su voz las reclamaciones eran más poéticas aunque igual de verdaderas.

Nació en Alejandría en 1934 y se crió en un cruce de idiomas lo más parecido posible a los la planta baja de la torre de Babel. Se marchó a Francia en la flor de la juventud (17 años) y allí se adueñó de la etiqueta mediterránea mientras admiraba intensamente la socarronería anarquista de Brassens y se hacía con el oficio de escribir canciones para otros, aunque no para cualquiera: Edith Piaf, Yves Montand, Juliette Gréco. La Francia de la chanson que tenía como enfant terrible a Serge Gainsbourg.

Mientras Francia dudaba entre al refundación gaullista o encontrar las playas bajo los adoquines, Moustaki escribió Milord para Piaf y La dame brune para Barbara, con esta última hizo lo que ahora sería un dueto de toda la vida y el compositor comenzó a convertirse en cantante y, lo que es más, en cantautor.

En 1968 cambian muchas cosas en los imaginarios colectivos europeos y también cambia Moustaki. Escribe Le métèque y se sube a la protesta casi al mismo tiempo que a los escenarios. Se llevan las barricadas, las barbas y la plaga de los pantalones de campana. Comienza su carrera en solitario para superar los treinta discos sin dejar nunca de componer música para el cine y dejarse ver en alguna película.

En 1993, en los fastos del Xacobeo 93, Moustaki actúa en Ourense en el festival de cantautores y va repasando su repertorio de grandes éxitos. Como no había móviles, el público quemaba el gas de los mecheros para demostrarse conmovido por el hecho de que las utopías nunca dejan de serlo. Estuvo más serio que sentimental, concentrado y profesional, recordó a Sacco y Vanzetti sin dejarse llevar y se fue con calma con esa canción que alguna vez fue confundida con la banda sonora de un anuncio de yogur.