Las «family offices», las plataformas que se dedican a la gestión de los grandes patrimonios, están aumentando mayoritariamente la exposición a la renta fija, son optimistas respecto a las inversiones en capital privado y consideran que el efectivo ha ganado atractivo
22 dic 2023 . Actualizado a las 10:35 h.A las personas con grandes patrimonios se les presupone un talento especial para tener éxito con las inversiones. No es una regla infalible, porque algunos sonoros fracasos son vox populi en el mercado. Por ejemplo, el legendario gurú financiero Warren Buffett, hizo una apuesta fallida memorable en el sector de las aerolíneas, que le llevó en el 2020 a verse obligado a vender sus paquetes accionariales de en torno al 10% en Delta Air Lines, American Airlines, Southwest Airlines y United Airlines —adquiridos en el año 2016 por más de 4.000 millones de dólares— ante el negro panorama que la pandemia del covid-19 dibujó para esta industria.
Se puede aducir que fue un acontecimiento sobrevenido que pilló al mercado entero descolocado. Pero lo cierto es que el conocido como Oráculo de Omaha ya había errado seriamente en anteriores ocasiones, según él mismo reconoció ante los accionistas de Berkshire Hathaway, el holding que preside y su vehículo de inversión. Solo por recordar dos casos: se equivocó en el 2008 al comprar una gran cantidad de acciones de ConocoPhillips cuando los precios del petróleo y el gas estaban cerca de sus máximos; y dejó pasar el tren de Alphabet (matriz de Google) y Amazon. En los últimos días, ha trascendido que lleva semanas deshaciéndose de su participación en HP, otra apuesta perdedora.
Dicho esto, es justo reseñar que el acierto predomina aplastantemente en la larga carrera inversora de este multimillonario estadounidense de 93 años, cuya fortuna estaba valorada en agosto en casi 120.000 millones de dólares. Buffett es, sin duda, un referente respetado entre los inversores profesionales, que pueden seguir sus decisiones, y también sus expectativas sobre los mercados financieros, a través de los movimientos de Berkshire Hathaway.
Es sabido, por ejemplo, que está reduciendo su exposición en Bolsa desde el último trimestre del 2022 y aumentando sus posiciones en efectivo (realmente deuda soberana a muy corto plazo), una postura defensiva que habla de cautela ante un escenario macroeconómico y geopolítico trufado de incertidumbres.
Indudablemente, no está al alcance de cualquiera replicar el estilo de inversión de las personas ricas, pero seguir el rastro de sus preferencias a la hora de poner su dinero a trabajar puede ser útil para nutrir el marco de referencias. Una buena pista son las encuestas entre family offices (plataformas de inversión para gestionar y conservar el patrimonio de una familia a lo largo de los años) que realizan periódicamente grandes bancos privados como Citi o UBS. El último informe en base a las respuestas de 268 participantes (la mitad de los cuales tienen más de 500 millones de dólares bajo gestión) publicado en septiembre por el gigante financiero estadounidense revela que el giro defensivo adoptado por Buffett está siendo bastante común entre los grandes patrimonios.
Más de la mitad de las family offices (el 51%) han aumentado sus posiciones en renta fija, es decir, en los activos financieros más conservadores en la primera mitad del 2023. Una «sorprendente aceleración» desde el 20% que lo había hecho en los últimos años, según el informe de Citi. El movimiento ha sido más intenso entre las plataformas que manejan menores presupuestos. La renta fija representaba el 19 % de la cartera media de los family offices en el 2022, de acuerdo con los datos recogidos por el estudio anual que realiza el banco suizo UBS.
En el lado opuesto, el interés por la Bolsa es el que más ha flaqueado: un 38 % de los encuestados disminuyeron las asignaciones en acciones entre enero y junio, mientras que solo el 19 % y el 28 % lo hicieron en el 2021 y el 2022, respectivamente. Aún así, la renta variable concentra el mayor porcentaje de los activos de las carteras de los inversores ricos: algo más del 30 %.
Entre los grandes patrimonios también se ha registrado un incremento relevante de las inversiones en capital privado (Private Equity): el 38 % de sus gestores han elevado su exposición. El Private Equity, que forma parte de las denominadas inversiones alternativas (un 45 % de las carteras de las personas más adineradas al finalizar el año pasado) supone comprar acciones o deuda de empresas no cotizadas en Bolsa que desean expandirse, crecer o experimentar un cambio que requiere la recaudación de fondos. Este tipo de activos están descorrelacionados de la marcha de los mercados financieros públicos (Bolsa y mercado de deuda) por lo que permiten protegerse de los episodios de volatilidad, tal y como remarcan los expertos.
Por otro lado, las family offices han mantenido bastante estable la inversión en activos inmobiliarios, que históricamente han sido un componente dominante en muchas oficinas familiares y una fuente de creación de riqueza. El 56 % no han modificado sus asignaciones, frente al 29 % que las han aumentado. Al cierre del 2022, las distintas clases de estos activos (residencias, oficinas, centros comerciales…) suponían el 13 % de las inversiones, según se refleja en el informe de UBS.
Revalorizaciones que alcanzan hasta el 10%
Dado que la recesión ampliamente pronosticada hasta el momento no se ha materializado, las carteras de las family offices han experimentado mayoritariamente revalorizaciones de hasta el 10 % en los seis primeros meses del 2023 tras las pérdidas que predominaron el año pasado. Solo una cuarta parte han visto reducido el valor de sus inversiones y las que sobrepasan el 10% de depreciación representan en torno al 12%.
Para seguir adaptándose a las condiciones cambiantes del mercado, las family offices planean reposicionar más sus carteras en los próximos seis a doce meses. Según recoge el informe de Citi, son optimistas respecto a la renta fija global desarrollada con grado de inversión (45 %), el crédito privado (44 %), inversiones en capital privado directamente (38 %) o a través de fondos (32 %).
Con la inflación comenzando a disminuir y el deseo de mantener algo de «pólvora seca para oportunidades de inversión», hay mayor consenso sobre el atractivo del efectivo, con un 34% de family offices optimistas y solo un 7% bajistas.
En el contexto de un posible pico del dólar estadounidense, que favorecería a muchos mercados no estadounidenses, las opiniones sobre las acciones globales desarrolladas y emergentes están polarizadas. Alrededor del 24 % se muestran alcistas, frente al 22 % bajistas.
Los encuestados expresan opiniones más negativas que positivas sobre la renta fija corporativa de alto rendimiento desarrollada globalmente, fondos de cobertura y de renta fija de mercados emergentes, aunque el grado de sentimiento negativo ha disminuido desde la encuesta del año pasado. La percepción sobre el sector inmobiliario sigue siendo mixta en medio de preocupaciones sobre los tipos de interés altos por mucho tiempo, refinanciación y tasas de desocupación.
Si bien las family offices notaron cada vez más desafíos en torno a las inversiones directas, aproximadamente la mitad de los encuestados planean mantener sus asignaciones a fondos de capital privado (48 %) e inversión directa (47 %). Y son ligeramente más optimistas en directo (38 %) que en fondos (32 %).
Las apuestas y el escenario que se avecina
El sentimiento neto (el porcentaje de aquellos que piensan aumentar sus asignaciones menos aquellos que se inclinan por disminuir) es más positivo para la renta fija global desarrollada con grado de inversión (+34 %), el crédito privado (+30 %), el efectivo (+ 27 %) y capital privado directo (+23 %). Es más negativo para los criptoactivos (-41 %), el sector inmobiliario (-7 %) y la renta fija de alto rendimiento de mercados desarrollados (-6 %).
Finalmente, la inflación es la mayor preocupación en relación con los mercados financieros y la economía para el 56 % de los gestores de family offices encuestados, seguido de los altos tipos de interés (51%) y las complicadas relaciones que mantienen ahora Estados Unidos y China (48 %).