Ecuador: canjear deuda por naturaleza

Héctor Estepa

MERCADOS

Fernando Gimeno | EFE

En el complejo contexto económico pospandemia, el país ha cerrado una operación de carácter financiero que permite liberar recursos para la conservación del medio ambiente

16 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado mes de mayo, Ecuador logró convertir 1.500 millones de euros de su deuda en un préstamo de 599 millones, financiado por el banco Credit Suisse y con la intermediación de la organización Pew Bertarellí, que tiene un programa para proteger los océanos. El país sudamericano consiguió, de esa forma, reducir su deuda en unos 900 millones de euros, pero con el compromiso vinculante de invertir 411 millones de euros en la conservación de las Islas Galápagos, el archipiélago semivirgen, rico en biodiversidad, que inspiró a Charles Darwin para escribir la teoría sobre la evolución de las especies.

Se trata del mayor canje de deuda por medio ambiente de la historia —después de que en la pasada cumbre de la COP27 los países latinoamericanos reclamasen un incremento en el uso del instrumento que alivia el pasivo— y, a la vez, deja recursos libres para invertir en proyectos verdes de los que puede llegar a beneficiarse todo el planeta.

En ese tipo de conversiones, lo normal es que exista una oenegé intermediadora entre el país deudor y el acreedor. Esa organización compra la deuda a descuento y la condona con el compromiso vinculante de que parte de lo ahorrado se invierta en proyectos de conservación o acción contra el cambio climático.

No es algo nuevo. Los primeros esfuerzos se dieron a finales de los 80, ante la reticencia de los acreedores, pero ahora el sistema revive impulsado por pactos como el de Ecuador, que prácticamente dobla de una tacada el montante de deuda canjeado por proyectos medioambientales en todo el mundo en las últimas tres décadas. No ha sido el único que se ha celebrado en los últimos meses en América Latina. Belice consiguió, a finales del año pasado, renegociar una porción de 556 millones de dólares de su deuda externa, pactando que solo pagaría 55 céntimos por cada unidad de la divisa norteamericana, tras comprometerse a invertir 180 millones de dólares en la conservación de mares y corales, algo en lo que el pequeño país centroamericano tiene experiencia, ya que ha logrado recuperar buena parte de su barrera de coral en las últimas décadas.

La pesca excesiva, los desarrollos costeros sin control y el calentamiento de los océanos estaban haciendo peligrar al mayor conjunto coralino del hemisferio occidental, y ahora Belice empleará unos cuatro millones de dólares anuales — hasta el 2041— en conservarlo. Se trata de un acuerdo que también incluye doblar el espacio marítimo protegido, algo que el país se está apresurando en cumplir, después de haberse ahorrado en deuda el equivalente al 10 % de su PIB, con la intermediación de la oenegé The Nature Conservancy y, como en el caso de Ecuador, con el aval del Tesoro estadounidense. Washington también ha dado su visto bueno a dos transferencias de deuda — por valor de unos 53 millones de dólares en total— que Costa Rica mantenía con Usaid, su agencia para el desarrollo, hacia el Departamento del Tesoro, permitiendo al país centroamericano utilizar el dinero en diferentes programas de conservación de selvas, bosques y áreas protegidas.

Colombia propuso recientemente elaborar un sistema con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para institucionalizar el cambio de deuda por naturaleza, encontrando aliados en la región y también la predisposición de Estados Unidos a discutir el asunto.