Desarrollo humano

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El secretario general de la ONU, António Guterres
El secretario general de la ONU, António Guterres SALVATORE DI NOLFI | EFE

11 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La ONU publicó este jueves su Índice de Desarrollo Humano 2021, un indicador que responde a la convicción de que el progreso o la felicidad de un país no se define adecuadamente solo con el PIB; así, ese índice combina datos de salud, economía personal (renta per cápita) y educación. El índice lleva dos años, los de la pandemia, retrocediendo a nivel global. Y a nivel particular, España se mantiene en el puesto 27 de las naciones del globo, el mismo que en el 2020, pero dos menos que en el 2019, cuando ocupaba el 25; nos han desplazado hacia abajo Eslovenia y Malta. Ocupamos esa buena posición (aunque les pese algunos triunfalistas que presumen de que somos la séptima u octava potencia mundial) gracias, sobre todo, a la larga esperanza de vida, una de las mayores del planeta, circunstancia que debemos agradecer a los buenos alimentos y al potente sistema sanitario público. Y aún así, de un año para otro hemos perdido seis meses de longevidad, según la ONU.

En los otros dos factores estamos bastante peor. La renta per cápita (ponderada con el coste de la vida, o sea, en paridad de poder de compra) es muy inferior a la de los otros 26 países situados por delante, y ha descendido 2.600 dólares anuales en comparación con el dato del 2019. La educación tampoco es nuestro fuerte. La media de estudios de nuestra población mayor de 25 apenas pasa de los 10 años, entre dos y cuatro menos que los períodos de escolaridad registrados en los países que van por delante. Está demostrado que las poblaciones con bajo nivel educativo tienen menos posibilidades de crear entornos de alto valor añadido, ese objeto de deseo de nuestros líderes y nuestros jóvenes. Esta tara se superará con el tiempo, porque, en contraste con el escaso tiempo estudiado, los años previstos de escolaridad, casi 18, son de los más altos, una de las causas de la larga espera de nuestros estudiantes para entrar al mundo laboral. El índice da pistas adecuadas para implantar políticas que mejoren la vida de los consumidores-votantes. Esperemos que no todo se confíe al paso del tiempo.