Más tren

MERCADOS

ALBERTO LÓPEZ

28 ago 2022 . Actualizado a las 21:30 h.

Entre las pocas noticias felices que los lectores de periódicos pueden llevarse a los ojos destaca en los últimos días la iniciativa de Renfe de facilitar abonos gratuitos a los usuarios frecuentes del tren para acudir al trabajo o a los estudios. En Galicia el tren ya era un servicio muy utilizado en las pocas relaciones competitivas que subsisten, que son las del eje atlántico. En el año 2020, con ocho meses de restricciones a la movilidad, el uso de los trenes de media distancia cayó en España un 65 %; en Galicia la resistencia fue mayor, con una caída próxima al 50 % en las estaciones de Vigo, Santiago y A Coruña. Entre estas dos ciudades se movieron 570.000 pasajeros, prácticamente los mismos que entre Tarragona y Barcelona o entre Valladolid y Madrid, aunque las cifras no son directamente comparables porque en estos últimos casos los ciudadanos disponen de trenes de cercanías.

El transporte colectivo está ganando adeptos, y no es por convicción, sino por necesidad, o, como diría un economista, por racionalidad económica, dado el coste de los combustibles. Así se ve en la caída de matriculaciones de coches y en el aumento de la utilización de autobuses urbanos. En este último caso, tras la terrible caída del año 2020 (por las citadas restricciones a la movilidad), en el año 21 se recuperó la normalidad, y en el año en curso vuelve a crecer. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, los buses urbanos gallegos aumentaron su utilización en un 60 % en junio del 2021 con respecto al mismo mes del año anterior, y en junio pasado volvieron a crecer un 12 %.

La racionalidad económica y las obligaciones de respeto al medio ambiente deberían llevarnos a extender a otras rutas los beneficios del transporte colectivo, especialmente el ferroviario. La dispersión de la población impide su uso generalizado, pero en ciudades y pueblos que ya disponen de tendidos, como Ourense, Monforte, Lugo, Ferrol, Ribadeo y muchos más, la infrautilización del tren es un signo de abandono, de políticas de corto plazo y de conformismo mentiroso del tipo «es lo que hay». Lo que hay es lo que hemos querido que haya.