Después de 30 años de trabajo en la central de As Pontes, el ingeniero industrial Francisco Cal encara una nueva etapa profesional en la división eólica «con ilusión y ganas»
06 mar 2021 . Actualizado a las 14:07 h.El ingeniero industrial Francisco Cal ha desarrollado toda su vida laboral -treinta años- en la central térmica de Endesa en As Pontes, los últimos trece como responsable de mantenimiento. Después que la eléctrica solicitase el cierre de esta terminal, abrió una convocatoria de puestos para que su personal pasase a ocupar otros cometidos. Desde el pasado diciembre, este profesional encara con ilusión un reciclaje que le ha llevado a ocupar el cargo de responsable de servicios técnicos del departamento de Wind -eólica- de Endesa.
-¿Cómo fue su trayectoria en la térmica pontesa?
-Entré en la central en el 90, con una beca de un año, pero a los cuatro meses ya pasé a la plantilla como responsable de control económico de la planta. Estuve siete años. Después estuve otros siete como jefe de planificación y mantenimiento, y los últimos trece como responsable de mantenimiento de la central. Fue una época muy buena, estoy muy orgulloso de lo que hicimos, conseguimos unos resultados espectaculares, tanto desde el punto de vista técnico como económico. El equipo era fabuloso, por lo que recibimos muchos premios de operación y mantenimiento en estos años, pero la situación actual nos ha llevado a otras vías para seguir trabajando en la compañía. Ante el cierre de la central, unas personas optaron a prejubilaciones y otras a una serie de plazas. Podríamos anotarnos a cuatro puestos cada uno y yo opté en uno de ellos a la de responsable de servicios técnicos y mantenimiento de Wind, que da cobertura a todos los parques eólicos de la Península y Canarias.
-¿Qué le atraía de ese puesto en concreto?
-Me parecía un trabajo interesante, con una tecnología totalmente nueva, con futuro, aunque relacionada con mi formación y estaba en la comunidad autónoma gallega, en Santiago, lo que era un aliciente para mí. Hice la entrevista y a los pocos días me dijeron que era mi nuevo destino.
-¿En qué consiste su trabajo actual?
-La verdad es que estoy aterrizando, es un cambio grande de tecnología y una forma distinta de trabajar, pero el recibimiento ha sido espectacular, me están apoyando en todo lo que necesito y son un equipo fenomenal tanto a nivel humano como técnico. Como responsable de los servicios técnicos, damos apoyo a toda la tecnología wind. Está dividida en tres áreas geográficas, la noroeste, la este y la sur, y nosotros estamos como un equipo transversal que da servicio a todas. El personal que está trabajando conmigo está distribuido en varios centros de España: en Santiago, en As Pontes, en Zaragoza, en Sevilla, y en Canarias, y la idea es seguir creciendo.
-¿Cuáles son las instalaciones a las que su departamento presta servicio?
-Cada vez tenemos más parques, en total 102, y también más máquinas, son más de 2.0000 aerogeneradores, con 2,4 gigas instalados y 5,2 teras de producción el año pasado. Es una instalación de envergadura que necesita personal. Damos servicio desde el punto de vista técnico a todos los parques eólicos: hacemos desde el diagnóstico de averías, el análisis de causas como el apoyo logístico, y también actuamos antes de la entrada de explotación de un parque. Hay mucho trabajo que afronto con ilusión. Como se suele decir, cuando una puerta se cierra, otra se abre.
-Pasa de encarnar un poco el pasado de una tecnología, la del carbón, obligada a quedar atrás a otra, la de las renovables, con un presente y un futuro en expansión. ¿Le dio vértigo tener que enfrentarse al reciclaje laboral?
-Más que vértigo, te planteas que es un cambio importante. Fueron 30 años en la central térmica, y tenía un equipo muy bueno y la situación controlada. Sabes que te vas a otro sitio, con una situación nueva, pero es la salida natural. La evolución del mercado apunta hacia esa línea, hacia la eólica, la hidráulica y la solar. Todos vamos hacia las plazas de energías renovables, todos tenemos que reinventarnos. Hay que cambiar el chip, pero con ilusión y con ganas de hacerlo lo mejor posible.
-¿Con ilusión frente a un cambio inevitable?
-Todos los cambios suponen un nuevo reto, tanto profesional como personal. Hay que cogerlo con ilusión, con ganas de aprender y de aportar su granito de arena al puesto al que se va. Toda la experiencia que hemos recogido a lo largo de estos años en la parte térmica, esperemos que sea útil en el nuevo puesto.
-Y ahora pasa de trabajar en un complejo de 1.400 megavatios a prestar servicio a decenas de parques salpicados por el territorio nacional.
-Yo fui, a principio de los 90, uno de los pioneros de Endesa en tener relación con el mundo eólico. En aquel momento llevaba el control económico del parque de Estaca de Bares, que fue el primero que tuvo Endesa aquí. En el caso de la central de As Pontes son cuatro grupos de mucha potencia, en donde se trabaja termodinámica, electricidad, mecánica de potencia, fluidos, etc. En el mundo eólico, salvo termodinámica, el resto sí. La gran diferencia es que en una central como la de As Pontes hay mucha potencia concentrada y aquí mucha potencia diseminada en muchos parques, y con aerogeneradores de diversas tecnologías.
-¿No le da pena el cierre de la central?
-No voy a perder el cariño que le tengo a esa instalación. Te da pena ver que se acaba el futuro de una instalación como esa, pero hay que verlo desde el lado positivo. El carbón ha dejado de ser competitivo tanto en Europa como en España y hay que ir a otras tecnologías. Ha pasado en Teruel, en Compostilla, y ahora aquí. Hay planes de futuro para todas las zonas y creo que se está haciendo un buen trabajo, desde el punto de vista de que el personal de la planta se está recolocando. Al de las subcontratas se le está dando formación en Compostilla y en As Pontes se está garantizando el trabajo pese a la producción bajísima. No es fácil, pero se está intentando hacer lo mejor posible.
-¿Confía en que haya proyectos industriales que garanticen que As Pontes no pierda capacidad industrial?
-No me cabe duda. Endesa no se va de As Pontes, cambia su forma de producir energía eléctrica. Mantiene el ciclo combinado, su almacén de logística de Wind Power, la central del Eume sigue funcionando y la idea es montar una planta de hidrógeno y unos parques eólicos. Todo eso tiene que repercutir en el desarrollo de la zona y del empleo. Además también se captarán proyectos internacionales.
-Hubo antecedentes, con el fin de la vida de la mina.
-Cuando se cerró la mina, también se buscaron otros proyectos empresariales, y se montaron los polígonos. Yo espero que As Pontes siga siendo uno de los focos industriales de Galicia. Ahora estoy viendo que hay empresas contratistas de la central térmica que también están desarrollando trabajos en el mundo eólico. Son firmas eléctricas, de obra civil, y talleres de mecanizado. Eso es bueno.
-El plan eólico presentado por Endesa le augura mucho trabajo.
-Sí, ya lo tenemos y es ilusionante porque seguimos creciendo y dando resultados. El año pasado, la eólica fue la tecnología que dio la Ebitda más alta en toda Endesa. El desarrollo eólico de Endesa en la comunidad va a ser elevado y eso hará que siga habiendo mucho trabajo. Por otro lado, también hay que hacer repotenciaciones de algunos parques y todo eso precisa de mucho esfuerzo. Desde Galicia damos servicio a toda España, pero a nivel nacional se ha crecido también en otros sitios, como en Aragón. Cada vez somos más personal y esperemos que se sumen más de Galicia y, a poder ser, de la central de As Pontes. Algunos se han tenido que ir a otras zonas del Estado, porque no hay plazas para todos, pero tienen el retorno asegurado cuando haya puestos aquí. Yo soy afortunado porque me quedé en la comunidad y con un trabajo afín.