Atraer o retener, esa es la cuestión

David Martínez Rego OPINIÓN DAVID MARTÍNEZ REGO

MERCADOS

26 may 2019 . Actualizado a las 05:17 h.

Mucho se ha escrito sobre la retención de talento en Galicia y su impacto (negativo) en nuestra economía. Habiendo crecido profesionalmente en el universo académico gallego, mi relación con este tema tiene dos caras. La positiva, que en los entornos con poder de decisión el tema parece preocupar. La negativa, la falta de proyectos motivantes para seguir adelante y la discontinuidad en el apoyo. Visto con el tiempo y la distancia, quizás incluso la elección del verbo, retención, es incorrecta.

Ponerse como objetivo únicamente la retención del talento local es como asumir que poseemos cierta ventaja con respecto al resto de regiones o países y debemos protegerla. Quizás la siguiente afirmación sorprenda a algunos, pero no por ello carece de verdad: Galicia no posee ni más ni menos individuos talentosos que ninguna otra región. De hecho, creo que esto es cierto en cualquier otra región del planeta. Entonces, ¿qué nos frena? Si uno se fija con detenimiento en aquellos lugares que gozan de progreso económico basado en disciplinas donde el talento personal de los individuos marca la diferencia, estos no se centran en retener, sino en atraer.

En un mundo globalizado, no es de esperar que un individuo con ciertas habilidades permanezca fijo en un mismo lugar durante toda su carrera profesional. La existencia de lugares donde estos individuos se concentran puede dar a entender que estos lugares poseen cierta habilidad para retenerlos, pero esto no es así. La rotación laboral en ciudades como Londres, Nueva York o San Francisco es mucho mayor que la existente en Galicia o en España. Lo que mantiene estos polos activos es su capacidad para atraer el talento foráneo del que carecen. Esa capacidad de atracción se basa en tres pilares de motivación básicos: seguridad, continuidad y proyección.

Para que un individuo decida desplazarse a una región, esta tiene que asegurarle una seguridad personal, una confianza en que el proyecto que emprende va a tener una continuidad en el tiempo y que se embarca en un reto competitivo globalmente y que le va a permitir dar un salto en lo profesional. Lo complejo de asentar estos pilares es que se ven afectados por todas y cada una de las decisiones políticas, económicas y empresariales y solo es posible generar la confianza manteniendo cierta estabilidad en el tiempo. El beneficio, sin embargo, está probado y es incuestionable.