«Trato de desmitificar el rol del profesional siempre distante»

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña SANTIAGO / LA VOZ

MERCADOS

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Toda la vida tuvo claro que quería ser una sherpa; es decir, guía y acompañante en el difícil ascenso a la montaña empresarial. Hacia ese ámbito dedicó su actividad profesional, y tras varias experiencias laborales con empresarios de la industria, con mujeres empresarias, con el comercio y con el emprendimiento rural, creó su propia firma: «Ahora soy libre y aplico mi propio método»

18 mar 2018 . Actualizado a las 05:12 h.

Quizás porque a menudo vio llegar a su padre cansado y quiso tenderle una mano, siempre supo lo que quería ser de mayor, y por eso se matriculó en la Escuela de Negocios de Caixanova, donde cursó Dirección y Administración de Empresas. «Mis padres hicieron un gran esfuerzo para pagarme la carrera», admite Mariem Filgueira (Pontevedra, 1979). Su tenacidad, su extensa experiencia profesional y su olfato la llevaron a conocer los entresijos de todos los ámbitos empresariales gallegos, y cuando se sintió segura, creó su propia firma y la dotó de su personalidad, que es lo que quiso hacer siempre.

-¿Fue fácil maridar su vocación con la oferta laboral?

-No. Mi pareja era de A Coruña y me fui a vivir allí, y me costó mucho. Trabajé en El Corte Inglés, de operadora, en Fenosa... y al mismo tiempo me seguía formando.

-¿Cómo llegó esa primera oportunidad que todo el mundo anhela?

-Tras un año haciendo lo que podía, empecé a trabajar en OBZ, que estaba haciendo unas guías empresariales, era como un estudio de mercado. Primero me tocaron las escuelas de música. Hice siete en total; granjas de avestruces, caracoles y ranas... Estuve un año, el sueldo era irrisorio pero estaba encantada. OBZ hacía cursos de formación para las cámaras y cuando se acabó lo de las guías les dije que quería impartir esos cursos, porque eran 1.500 alumnos. Insistí y al final entré con un contrato laboral, y ahí pude trasladar lo que había aprendido en la Escuela de Negocios. A mayores hacía diagnósticos integrales para el Igape, que también fue apasionante porque me permitía conocer el esqueleto de las empresas y hacerles una radiografía.

-¿Su ambición no chocó con el techo de cristal?

-Sí, claro. Estuve en OBZ tres años y un día les dije que quería más, pero no había más para mí. Así que me cambié a Formación Mujeres, una oenegé de Madrid que también trabajaba en A Coruña. Fue un reto, pasé a trabajar media jornada para crear un área de consolidación de empresas de mujeres, y fue difícil llegar a ellas. Mi trabajo con el Igape se centraba en la industria y por lo tanto, en un mundo de hombres; conocer el lado femenino me enseñó que ellas tienen otras inquietudes, enfocadas a los servicios, y me preguntaba por qué ocurría eso. Acostumbrada a ir a las carpinterías metálicas con los almanaques de chicas desnudas... Con las mujeres estuve año y medio y aprendí a conocer sus miedos, a compartir sus angustias, a enfrentarme a casos de violencia de género... Algunas iban con su pareja porque él quería saber qué trataban ellas conmigo... En fin, estamos hablando del 2006.

-¿Y después?

-Después, como siempre, quiero más. Empecé con Barrabés, una consultora de nuevas tecnologías que empezaba con la venta por Internet, material de montaña en este caso. Me centré en el mundo virtual y en el márketing digital para empresas exportadoras, y viajé mucho.

-¿A usted no le afectó la crisis?

-Por supuesto, llegó la crisis y en esa época me divorcié y le di un giro total a mi vida. Tenía 29 años y se produjo una revolución en mi interior. Recuperé el contacto con mis padres: ‘Os necesito’, les dije. Y eso nos unió más.

-¿Trasladó esa crisis personal al ámbito laboral?

-Me ofrecieron un proyecto para ayudar a pequeños comercios de A Coruña, para revitalizarlos. Y conocí otra realidad. Ahí cambié mi método; aprendí a escuchar porque había mucho polvo que limpiar. Y me di cuenta de que trabajando con el corazón se consiguen más cosas.

Mariem colabora ahora con otros empresarios en el «coworking» Espacio Arroelo, en Pontevedra. | emilio moldes

«Ganar más dinero no es lo primordial para mí, me importa más marcarme retos»

Su siguiente trabajo le permitió conocer el emprendimiento en el rural, con lo que cerró el círculo y se planteó otras cuestiones. La principal, poner en práctica su método de trabajo con libertad, ya que para Mariem, «ganar más dinero no es lo primordial, me importa más marcarme retos».

-Regresó a Pontevedra y allí decidió crear su propia empresa. ¿Cómo tomó la decisión?

-Hice un nuevo proyecto, el de Empresarias de Galicia, y un día me dije: ‘Quiero ser libre’. Conocí a África González, gestora del coworking Espacio Arroelo, y creé Sherpa Empresarial. Le presenté al Concello el Plan Verea, similar a lo que hice siempre pero con mi metodología particular. Se seleccionó a veinte personas con un perfil muy amplio, desde emprendedores a empresarios que querían mejorar su negocio. Esa fue mi primera experiencia y también mi primer error; todo lo que llevaba años diciendo que no se podía hacer, lo hice yo, que es tener todos los huevos en la misma cesta, es decir, no diversificar tu negocio. Se acabó el plan y me vi sin nada, fue mi primer zasca.

-¿Cómo superó ese bache?

-Lo pasas muy mal cuando no tienes capacidad financiera para afrontar los pagos. Al final, el plan se renovó, pero para entonces ya tenía otros objetivos. Las personas que estamos en el coworking tenemos un proyecto conjunto muy interesante que se llama A Redeira para apoyarnos unos a otros e incluso crear un banco de tiempo, y también voy a colaborar con la Diputación de A Coruña, con Acción contra el hambre, con empresas privadas, con proyectos relacionados con la educación... Pensaba que Pontevedra se me quedaba pequeña y ahora estoy encantada. Está genial compartir tu día a día con cuarenta profesionales con los que te tomas un café y te desahogas si tienes un problema.

-Su currículo da para un libro

-¡Bueno, ya colaboré con uno! Conté mi experiencia en Empresari@s. Una manera de estar en el mundo, en el que un centenar de mujeres narramos cómo hacer negocios con éxito y superar las caídas.

-¿Cuál es su secreto?

-Trato de desmitificar el rol del profesional siempre distante. No es la manera de hacer negocios. Todos somos personas; comemos, dormimos, sufrimos...