«Internet cambió los hábitos de consumo y los del sector»

MERCADOS

RAMON LEIRO

Creció al mismo tiempo que la empresa de sus padres, Mariscos Comesaña, pero como hija que es de su tiempo, Águeda Comesaña le dio una vuelta al negocio familiar y puso en marcha una web para ofrecer por Internet lo mismo que ellos en el mercado tradicional: marisco de calidad. El 20 % de la facturación ya corre a cuenta de Sal y Laurel, y su familia se ha rendido al poderío digital

04 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Finalizada la carrera de Biología en la Universidade de Vigo y con su trayectoria laboral más o menos encarrilada en Madrid, donde recaló para hacer un máster, nada hacía pensar que Águeda Comesaña (Nigrán, 1983) retornase al sector de la comercialización de marisco que había dado de comer a su familia. Pero el gusanillo estaba ahí, y hoy es la gerente de una empresa, Sal y Laurel, que crece también de los productos del mar, aunque como los tiempos son otros, lo hace en el campo online, donde ya factura el 20 % de las ventas que comercializa Mariscos Comesaña, la empresa familiar creada en los años 80.

-¿Cómo surgió la idea de crear una web para la venta a distancia de marisco fresco?

-Después de hacer un máster de Biotecnología en Madrid, encontré trabajo en ese campo, primero en una incubadora de empresas tecnológicas y después, como coordinadora de uno de los edificios de esa incubadora. Pero me entró el gusanillo, conocía a mucha gente del sector del diseño y todo se ponía a mi favor, así que pusimos en marcha la web, que compatibilizaba con mi trabajo. Llegó un momento en que la web requería todo mi tiempo y que había cosas que se me escapaban por no estar en Vigo, que a fin de cuentas es de donde salía el marisco, así que decidí darle un vuelco a mi vida y volver a Galicia. Regresé a Nigrán a finales del 2014, después de pasar cinco años en Madrid, y con mi pareja, Alfonso Gallardo, decidimos dedicarnos a esto a tiempo completo. La web se nutre del mismo producto que Mariscos Comesaña, que es la empresa familiar mayorista, pero es independiente.

-¿Cómo lo vio su familia?

-Hablé con mi padre y me dijo que no quería saber nada de eso y que me encargase yo, y así fue. Sabíamos que tenía salida, y en las primeras Navidades facturamos más de lo que teníamos previsto, así fue como vimos que era un proyecto viable.

-¿Qué perfil tienen sus clientes?

-Entre 30 y 50 años, hombres en un 60 % y un 40 % de mujeres. Disfrutan con la buena mesa y en su mayoría, viven en grandes ciudades. El 30 % son de Madrid.

-¿Y fuera de España?

-Tenemos algunos contactos, pero la cuestión legal es muy compleja. Lo que más piden son percebes, centollas y nécoras de la ría. Enviamos productos de primera calidad a un precio asequible. Es verdad que lo encuentran en la pescadería más barato pero nosotros le damos prioridad a la calidad del producto. Estos días me llamó un chico de Zaragoza que no encontraba lamprea y se la vamos a mandar. Queremos apostar por productos exclusivos, es nuestra política de empresa; productos como la oreja de mar o la ortiguilla, que tienen mucho potencial y que son nuestra apuesta para poner en valor los productos de Galicia. La gente piensa en una mariscada como cantidad, pero no, lo importante es la calidad y que lo puedan cocinar en su casa con todo el cariño. Cuando alguien me dice que le mandan el marisco cocido, yo pienso que eso es un pecado.

-¿Cómo se gana la confianza del cliente?

-Es material perecedero y para comprarlo a distancia tienes que confiar mucho en quien te lo envía, porque en la pescadería lo ves, pero aquí no. Lo que hemos hecho nosotros en estos años fue generar esa confianza. Hay quien te vende centolla como gallega y no lo es; no tiene por qué ser mala, que fuera también hay buen marisco, pero no es gallega. Es una cuestión de transparencia.

«El 80 % de nuestra competencia ya no existe; no se trata de poner una web a funcionar y ya está»

No es un mundo virtual. Detrás de la web hay un producto, una infraestructura, un horario de lonja, una empresa de transportes... Por eso, «cuando empezamos hicimos un barrido sobre el sector, y el 80 % de la competencia que teníamos entonces ya no existe; no se trata de poner una web a funcionar y ya está».

-¿Les limita depender de las empresas de transporte?

-Sí, trabajamos con mensajería y no hay muchas en el panorama nacional. Tal y como nosotros lo hacemos, el producto llega en perfecto estado, pero no podemos mandar a Canarias, por ejemplo. El transporte es lo que nos limita, todo lo que tenga que pasar por aduanas es complicado. Amazon está haciendo una apuesta por el sector perecedero, pero de momento aquí no tiene logística.

-¿Cómo ve este nuevo negocio un sector tan tradicional como el de la pesca?

-Pues en el caso de mi familia, el hecho de estar posicionados en Internet hizo que mis padres se hayan dado cuenta de la importancia que tiene y han dado el paso y creado su web corporativa y están en las redes sociales. Mi padre, que al principio me decía que no quería saber nada de esto, ahora me pide que le haga una foto al rodaballo que tiene en la mano, que la va a poner en Internet, ja, ja. Internet cambió los hábitos de consumo, pero también los del sector.

-¿Creció mucho la facturación en estos años?

-Somos una empresa muy humilde, pero si el sector sigue apostando por la venta online, hay futuro. Hemos captado muchos clientes y ha mejorado mucho la facturación, y ya hemos contratado a más gente. El 20 % de las ventas de marisco fresco de la empresa ya se hacen a través de Sal y Laurel. Estamos encantados.

-La época fuerte de ventas será la Navidad, imagino...

-El 45 % de la facturación se hace en Navidad. Los primeros años nos pilló un poco desprevenidos, pero ahora ya reforzamos personal e infraestructuras.

-¿Qué me recomienda para estas fechas?

-Centolla, percebes, cigalas, almeja fina y ostras... En la tienda online tenemos un calendario, usted marca el día en que quiere recibir el pedido, y nosotros nos organizamos dependiendo de las mareas y de las subastas.