El SMI de México es el más bajo de los países de la OCDE, apenas 76 euros al mes; es el gran escollo para renovar el tratado de libre comercio con EE. UU. y Canadá
18 feb 2018 . Actualizado a las 04:58 h.«El salario mínimo en México no alcanza ni para llenar una despensa normal. Ando endeudado. Apenas llegan el recibo de la luz y el agua juntos, para pagarlos en la misma fecha ya tengo que pedir prestado», dice José Hernández, sentado en un zócalo de Puebla mientras se toma un pequeño descanso. Él trabaja en una empresa de limpieza y es uno de los seis millones de mexicanos que gana el salario mínimo. Una remuneración, la más baja de los países miembros de la OCDE, foco de polémica y que no cubre las necesidades básicas de la población, según varios estudios.
En México, el sueldo base se fija por jornada laboral. Tras la última subida, en diciembre, se fijó en 88,36 pesos, unos 3,8 euros. Si se calcula un empleo de 28 días al mes, el sueldo mínimo mensual sería de 1.767 pesos, o 76 euros al mes. Para cubrir lo básico, sin embargo, el sueldo mínimo debería ser de 4.760 pesos mensuales, según un estudio de la Universidad Iberoamericana. Y eso solo para una persona. Una familia con hijos debería gastar más.
Por eso Manuel vive endeudado. Casi la mitad de lo que gana se va en el alquiler de un pequeño cuarto en una casa de uno de los barrios más humildes de la ciudad. Por suerte, es su hermana quien le deja el dinero. Así evita la peligrosidad que supondría pedir prestado a desconocidos.
Si llega a fin de mes, es porque trabaja todos los días. No puede permitirse ni una jornada de descanso: «Yo creo que si un día no trabajo no me va a alcanzar, o sea que mejor lo laboro. Viniendo a limpiar los siete días de la semana es como uno va nivelando sus gastos», asegura mientras da una calada a un preciado cigarrillo, su pequeño vicio.
«Yo no me puedo dar lujos como ir a tomarme una cerveza. Tengo que hacer que la caja de cigarros me dure la quincena. Un cigarrillo me lo fumo en todo el día. Lo prendo, le doy unas fumadas, lo apago, y en unas horas lo vuelvo a encender», asegura el trabajador.
Advierte también que pedir un aumento no es una opción. En muchos casos supone un despido casi inmediato. Y si quien lo pide es el supervisor en nombre de todos, lo echarán a él. Tampoco cree que los aumentos que se realizan le ayuden mucho: «Cuando sube el sueldo casi siempre suben los precios de todos los productos básicos, y al final te quedas igual».
El salario mínimo de México es foco de controversia en Estados Unidos y Canadá, los principales socios del país, con quienes renegocia estos días el tratado de libre comercio, conocido como Nafta. Una de las condiciones fundamentales que pone Washington para firmar un acuerdo es la subida de los sueldos en México. Ve como competencia desleal la remuneración mínima en su vecino del sur y cree que es la principal causa de la deslocalización industrial en EE.UU.
Por debajo de Nicaragua
El salario mínimo mexicano es también bajo comparado con el del resto de países latinoamericanos. En Argentina es de unos 393 euros al mes. En Chile, de 275 euros. En Perú, 213. Nicaragua, el país más pobre de América Latina, paga 91 euros mínimos al mes en agricultura, el sector que tiene la remuneración básica más baja.
«Encontrar un trabajo donde te paguen medio bien es difícil. Pero si quieres buscar un lugar donde paguen lo básico, hay muchas oportunidades», explica la estudiante mexicana Mariana Muñoz. Ella trabaja en una papelería y cobra lo mínimo. Compagina su empleo con sus estudios como enfermera. Apenas le queda tiempo libre. «Trabajo seis horas al día los siete días de la semana. Además, hago unas diez horas extra por semana. Afortunadamente, vivo con mis padres. Ahorro la mitad y el resto lo uso para pagar el contrato de mi teléfono móvil, mi comida y comprar alguna ropa que me guste. Si yo fuese independiente no podría vivir con ese salario», desvela Mariana.
El salario mínimo será a buen seguro tema de discusión en la campaña electoral de cara a las presidenciales de julio. Pocos mexicanos creen, eso sí, que su situación financiera vaya a mejorar tras los comicios.