El PSOE, Martínez y la fórmula Corral del«pasou o que pasou»

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

MONTERROSO

Otros tiempos: Martínez y Besteiro
Otros tiempos: Martínez y Besteiro

Las peculiares incidencias en la Diputación de Lugo hacen aumentar el número de los que cuestionan su necesidad

08 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En Lugo «pasou o que pasou» y ahora son menos los lucenses (ya eran más bien pocos) que encuentran alguna razón para justificar la supervivencia de la Diputación. De la de Lugo y de las demás, claro. Las diputaciones son al panorama institucional español lo que los somieres usados a modo de cancilla al paisaje rural. Como el somier reutilizado desentona entre los chantos, las diputaciones chirrían en el cuadro del Estado de las Autonomías. Y chirrían mucho más cuando, como ocurre en Lugo, son el escenario de charlotadas como las protagonizadas por socialistas, nacionalistas y populares después de las elecciones del pasado mes de mayo. «Aquí pasou o que pasou», dijo el diputado Iglesias Corral en ocasión muy señalada y lo mismo hubiera podido decir de las peripecias de Darío Campos, Manuel Martínez, Antonio Veiga, Elena Candia y la larga lista de actores secundarios y apuntadores de foso en el esperpento en varios actos que tiene por escenario el casón de San Marcos. El público, boquiabierto ante el espectáculo, comprende qué quiere decir el concejal Santiago Fernández Rocha cuando repite en clave municipal: «Estou preocupado». Por lo que pasó, por lo que pasa y por lo que pasará.

El diputado Martínez va camino de la expulsión del PSOE y, en un saludable ejercicio de higiene mental, va librándose de la «partiditis» que sufren aquellos que, como él, llevan muchos años de militancia. Martínez tenía todo el derecho a aspirar a la presidencia de la Diputación, no le dejaron, peleó y perdió. Pero hay derrotas y derrotas, como hay (ya se lo dijo al Bloque) victorias pírricas. Martínez, al que el PSOE y su muleta nacionalista quieren hacer pasar por tránsfuga, aún tiene mucha pólvora para quemar a lo largo del mandato. Y es un curtido veterano de la artillería política, que sabe muy bien dónde apuntar, cuándo hacerlo y cómo administrar la pólvora.

El diputado Martínez, alcalde de Becerreá, ha dejado en evidencia los déficits de liderazgo de Gómez Besteiro. Uno de ellos, y quizá no el menor, es que no acaba de entender que hay más socialismo que el que cabe en las siglas PSOE. Por eso en mayo «pasou o que pasou» en Monterroso (Otero, un socialista al margen de la Casa, sacó de la alcaldía a Gato/PSOE). La «tercera generación socialista» que crece a la sombra de Besteiro, de la que habla Martínez, parece tener criterios muy peculiares acerca de qué cosa es el socialismo; criterios no siempre coincidentes con los de Pablo Iglesias, el de Ferrol, claro, no el otro. El fundador del PSOE y de la UGT decía: «Cuando un compañero se postula para un cargo sin que lo promuevan las bases, es motivo suficiente para no elegirlo». Solo dos militantes socialistas se sometieron en Lugo al veredicto de la urna para ser candidatos: Martínez y Juan Carlos González Santín. Ninguno de ellos es el presidente de la Diputación de Lugo. Lo es Darío Campos, que dijo: «Estaría encantado de que Manolo Martínez fose o presidente e eu sacarme este marrón de enriba». Antes, cuando el martinazo, Campos admitió: «Teño a cabeza como un bombo».

La Diputación protagoniza la vida política lucense. Por el esperpento, claro. Y porque en la casa consistorial hay un gobierno con un perfil político tan bajo, tan bajo, que es preciso un verdadero acto de fe para creer que existe. Cinco concejales y la alcaldesa Lara Méndez (6 de 25) asumen estos días todas las áreas de gestión; es probable que alguno ni siquiera sepa de cuáles es responsable, de tantas que le han caído encima. Ya ocurrió, para desconcierto de la oposición, en una reciente reunión de comisión. Dicen que últimamente se ve a Orozco alguna tarde por el pazo de la Praza Maior. Si es así, ¿por qué? ¿Para qué va Orozco al consistorio en horario de tarde? Tal vez recoge ahora la sugerencia que le hizo su amigo el coruñés Paco Vázquez a la vista de cómo está el panorama. Más o menos fue así: ¿qué te parece si montamos una escuela de políticos? Fue durante la pasada campaña electoral. Tras las elecciones, se hizo evidente en Lugo la imperiosa necesidad de una escuela como la propuesta por el exalcalde y exembajador en el Vaticano. Al PSOE le hace mucha falta, el Bloque no la necesita menos y en el PP, visto lo visto, quizá precisan abrir en Lugo una delegación de FAES. A ver si así se superan los días en los que la acción política solo se puede explicar con el modelo acuñado por Iglesias Corral: «Aquí pasou o que pasou».

pulso lucense

Manuel Martínez avisó de que en el conflicto con su partido «no está solo» y que resistirá todo el mandato en la Diputación