LA TRIBUNA | O |

07 abr 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

DESPUÉS DE UN comienzo prometedor, Alejandro Sousa parece estarse alejando de ese comienzo. En los últimos días corren y corren rumores de todo tipo, desde los que dicen que lo va a dejar hasta los que dicen que Lugo se lo está comiendo. Yo no creo mucho en los rumores, pero dicen que cuando el río suena, agua lleva. Lo que está claro es que Lugo lo está presionando. Sousa no era de la cuerda de estos ilustres personajes y sólo fue un remedio casero y temporal, para que no estuvieran los renovadores en la dirección. Muy hábilmente, Lugo enfrentó a renovadores y oficialistas durante unos meses con el único objetivo de tapar la debacle electoral de Lugo capital y el mercadillo de Sarria. Y lo consiguió. Mató dos pájaros de un tiro: liquidó a nazario y Pepe y tapó la boca temporalmente a los renovadores. Nombran a Sousa porque reunía todas las virtudes para Lugo: dialogante, joven, pero sobre todo sumiso. Lugo se frotaba las manos. Quedaban libres para elegir candidato o «candidata» a su gusto, volviendo al mismo problema de siempre: que en Monforte el Partido Popular no tenga una ejecutiva fuerte. Sousa está dando evidente síntomas de flaqueza y falta de liderazgo que alimentan estos rumores. Trata de hacer equilibrios entre las dos partes del PP, y se está deslizando hacia la parte más débil, pero con más poder en Lugo. Esa parte, cuyo líder estaba en Madrid controlándolo todo, aún tiene que rendir cuentas por las traiciones hechas al partido en las últimas elecciones municipales. Señor Sousa, los enemigos no éramos los renovadores. Al enemigo se lo metieron a usted en su lista. A él y a su protector, que sigue jugando a dos bandas. Todo el mundo sabe quién es él y a qué dedica el tiempo libre, y usted también. O cambia usted o se lo acabarán comiendo.