Unos meses después, en abril del 2017, el Gobierno compraba este último discurso y en sus presupuestos del Estado apostaba claramente por una vía de altas prestaciones, reformada y electrificada, y quedaba fuera de foco el AVE. Incluso aportaba plazos: 600 millones para renovar y para variantes entre Lugo y Ourense y 40,5 para la electrificación, con el horizonte del 2021. Cumpliría así la promesa del PP de que Lugo y Madrid estarán en tiempos de viaje de tres horas.
Quedan incertidumbres. Los presupuestos del 2018 marcan 2,6 millones para renovar Lugo-Monforte (el año anterior se habló de 11) y un millón para la electrificación (5 previstos en el 2017). Xosé Carlos Fernández apuntó que nada se sabe de los 650 millones para las mínimas obras entre Monforte y Ourense, con la variante de Os Peares por el medio. Incluso, quién sabe, tampoco estaría muerto del todo el AVE, y así siguen asignándose unos misteriosos 100.000 euros «para estudios de alta velocidad Lugo-Ourense».
La única realidad es que Lugo entrará en la próxima década casi igual que a inicios del siglo XXI.
«La construcción de esta vía se hará en función de cómo vaya la economía», Cacharro en el 2000»
Las obras en Láncara comenzaron en el 2007 para doble vía y AVE y deberían estar terminadas en el 2010
El Eixo Atlántico hizo una propuesta «viable» que compró el Gobierno: mejora de la vía y 220 km/h
La única realidad es que Lugo entrará en la siguiente década casi con la misma vía que inició el siglo XXI