Como viene siendo habitual durante estos meses de estío, este diario convocó el concurso de narración “Relatos de verán”, una opción para que sus lectores aficionados a la literatura puedan dar salida a sus inquietudes.
He seguido desde el primer día los cuentos que se iban publicando y a mayores de la mayor o menor calidad de los mismos, me he percatado de
un dato que resulta no solamente curioso sino también interesante: muchos de las narraciones publicadas pertenecían a jubilados, a personas
de la tercera edad que rondaban sus edades entre los sesenta y los ochenta años. Incluso hubo algún día en que los tres relatos publicados pertenecían a personas comprendidas entre esas edades.
La literatura se ha convertido así en una válvula de escape para estas personas que han dejado ya su actividad profesional y que encuentran en la escritura una fórmula para cubrir esas horas de las que disponen o sea, una forma de permanecer activos lo cual indica que además de la escritura, con toda probabilidad serán buenos aficionados a la lectura.
Pero hay otro dato que quizás convendría resaltar y es que muchos de nuestros mayores han llevado durante su vida un escritor oculto, una
actividad a la que por diversas razones como pueden ser las laborales o familiares, no les han facilitado el tiempo suficiente para dedicarse a lo
que llevan oculto desde muchos años: ser escritores.
Estos lucenses, que ahora disponen de tiempo suficiente, han encontrado por fin una salida a lo que llevaban oculto durante tanto tiempo y por fin
se han decidido a dar el salto, no solo escribiendo sino lanzándose a la publicación de sus escritos a través, en este caso, de las páginas de este
diario.
De momento ha sido un primer paso pero es de esperar que este intento no se quede solamente en eso sino que al ver publicados sus cuentos, se
animen a seguir y pronto podamos ver como esta inquietud se plasma en la publicación de algún libro de narraciones.
Sería el culmen a esas inquietudes pero también el enriquecimiento de la literatura gallega.