Anatomía de un atraco

Emilio R. Pérez DESDE EL ALTO

LUGO

24 jun 2021 . Actualizado a las 20:35 h.

Algo insano está pasando. Hay disturbios preocupantes en una parte sustancial de mi cerebro. No es que me preocupe demasiado ?soy un tipo que controla y esa región fundamental que es mi cabeza está amueblada?, pero esto hay que atajarlo cuanto antes. Desde luego. Se enquista y luego pasa lo que pasa. Cuando suceden estos casos, un eficaz moderador de mi perfil es básico. No son ninguna broma los colapsos provocados por las múltiples neuronas que conforman mis circuitos de corriente interna. La alterna, sin embargo, es otra cosa.

A la corriente alterna me refiero. Esa sí que es un completo caos. Esa masa ingente de electrones, enanos cabezones que no están en sus cabales pues circulan como locos al contrario del sentido que les marca la corriente, esos… Pues resulta que se han puesto en huelga. Nada, que dicen que trabajan demasiado, que se encienden, se calientan y hasta aquí hemos llegado. Que o les pagas lo que piden o que paran y que iluminen tu casita o la caldeen las luciérnagas, que ellos no se mueven.

Esos bichos asquerosos no me engañan. Son racistas, xenófobos hasta la médula, andan día y noche envueltos en rencillas, siempre a leches unos con otros. Fotovoltaicos contra nucleares, hidroeléctricos contra eólicos, venga guerras intestinas hasta agotar el presupuesto. He ahí el problema.

Me ha llegado la factura a mi ventana, y aquí en el alto mis neuronas deliberan. Hay cabreo. Lo presiento. Por fin llegan a un consenso, y yo, portavoz de este armonioso grupo bien armado y ensamblado, de talante democrático, espíritu moderado y que se mueve con criterio, leo el acuerdo: no pago.