Así azota el covid al sector nupcial

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo LUGO / LA VOZ

LUGO

La diseñadora Sara Lage junto a dos miembros de su equipo
La diseñadora Sara Lage junto a dos miembros de su equipo Óscar Cela

La diseñadora Sara Lage viajará por el norte de España para probar los vestidos a las novias; el grupo La Palloza tenía en mayo diez bodas que no saben si se celebrarán; y en el Ayuntamiento de Lugo solo hay previstos ocho enlaces civiles para todo el año

25 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No corren buenos tiempos para las celebraciones ni los festejos. El coronavirus y sus restricciones han barrido la agenda de compromisos sociales de los lucenses, y con enero tocando a su fin, en el Concello de Lugo solo hay calendadas ocho bodas para todo el 2021. El número de parejas que están dispuestas a sellar su unión en la casa consistorial está bajo mínimos.

Hasta el mes de mayo el salón de plenos del Ayuntamiento no albergará ningún esponsal. Para ese mes se han fijado dos bodas, y para el siguiente otras dos. En julio y agosto, los meses tradicionalmente grandes en cuanto a enlaces, solo se han marcado una boda por mes, y la última prevista hasta el momento se ha reservado para octubre. A mayores, hay una pareja pendiente de elegir fecha.

A medida que vaya avanzando el año es muy posible que otras parejas se animen a pasar por el salón de plenos para oficializar su unión, pero a estas alturas la previsión es muy baja si se compara incluso con lo sucedido el año pasado. En el año de la pandemia el Concello de Lugo programó 33 enlaces de los que llegaron a celebrarse 27. Poco antes de que se detectasen los primeros casos en la provincia, dos parejas contrajeron matrimonio en febrero. Con el estado de alarma y el confinamiento, hasta el mes de junio el Ayuntamiento no acogió ninguna otra boda. Ese mes se celebró una y en julio, cuatro. Durante el verano, cuando parecía que la situación empezaba a controlarse, se animaron más parejas. En agosto se oficiaron cinco matrimonios, en septiembre llegaron a celebrarse nueve, y en octubre, poco antes de que Lugo viviese su primer cierre perimetral, otros cinco más. Incluso el pasado mes de diciembre tuvo lugar otro casamiento.

Seis pendientes del año pasado

Aunque a lo largo del 2020 hubo parejas que se animaron a dar el sí quiero en medio de las restricciones, hubo otras que prefirieron posponer su enlace a la espera de tiempos más tranquilos. En concreto, seis de las parejas que habían reservado fecha en el Concello optaron por posponer su boda a este año, y ahora están pendientes de confirmar cuándo quieren celebrarla.

Lo cierto es que la situación no invita a pasar por el salón de plenos. En la actualidad el límite de personas no convivientes que pueden reunirse está en cuatro, y el vaivén en las restricciones complica hacer planes a corto, medio y largo plazo. Esa incertidumbre, unida al propio temor que genera el coronavirus, está lastrando las celebraciones y arrastrando también al potente negocio económico que lleva consigo.

Ramiro López, del Grupo La Palloza
Ramiro López, del Grupo La Palloza Alberto Vazquez

Ramiro López: «Para maio tiñamos dez vodas e estanas cambiando todas»

El hostelero Ramiro López, gerente del grupo La Palloza, hace una clara radiografía del sector nupcial y de los eventos en Lugo. «Para o mes de maio tiñamos 10 vodas, as tres fincas completas, pero estanse cambiando todas. Unhas para outros meses e outras para o ano que vén», resume.

Tras el durísimo 2020, este año se presentaba más amable. Tenían las primeras reservas para marzo y abril, y un verano que pintaba bien, pero a estas alturas ya se ve incapaz de hacer predicciones. «A esperanza que temos é que isto cambie, que se apure coa vacina, e a partir de xuño poder traballar minimamente ben. O ano pasado empezamos o 11 de xullo e fixéronse perfectamente os eventos», apunta.

En el 2020 tuvieron celebraciones que cambiaron de fecha hasta en tres ocasiones, y en su caso detecta que hay parejas que quieren festejar su matrimonio y no seguir postergándolo, «a xente ten ganas», pero con las restricciones, no solo depende de ellos.

«As vodas que se vaian facer non sei realmente de canta xente serán, porque non só depende dos noivos. As do verán pasado cumpriron perfectamente a seguridade», añade, «pero estase vendo que cando non saben que facer, pechan a hostalería», lamenta.

El taller de Sara Lage en A Tinería
El taller de Sara Lage en A Tinería Óscar Cela

Sara Lage: «Vou coller a furgoneta para ir probarlle vestidos ás noivas de Madrid»

Del mágico taller de Sara Lage en A Tinería salen cada temporada exclusivos vestidos de novia que acaban brillando en ceremonias de todo el mundo. El año pasado, antes de que la pandemia reventase, habían cerrado la agenda con 70 pedidos. «48 quedaron para este ano», resume la diseñadora. Y la incertidumbre del 2020 se ha extendido al 2021.

«É unha loucura, a incertidume é total. Este ano case non puidemos coller pedidos novos polos que tiñamos pendentes do ano pasado, pero se a cousa segue así en marzo ou abril van volver pospoñerse as cerimonias», se teme la creadora, que a pesar de la situación no pierde la sonrisa. La semana pasada, sin ir más lejos, cuatro de las novias que tenía agendadas le comunicaron que aplazaban sus enlaces. «É normal, hai que ser realistas. A tempada pasada en moitas das que chegaron a celebrarse tivemos que readaptar os vestidos porque as que nun principio ían ser en maio, ao mellor acabaron celebrándose en outubro». Y aunque este año confiaban en que la situación mejorase, todavía está por ver qué pasará. «As parellas están decidindo se aprazar ou non unha semana antes do enlace. Son moitos factores. Hai quen apraza xa non por medo ao covid, senón porque todo isto non permite desfrutar a tope».

En todo caso, apunta Sara que también hay novias a las que los obstáculos no consiguen rebajar la ilusión y que se adaptan a las circunstancias.

Skype y furgoneta

En el día a día, el trabajo de creación de los vestidos de Sara Lage también ha cambiado. Muchos de sus encargos proceden de distintos puntos de España, y con tanto cierre perimetral y confinamiento en el taller tuvieron que echar mano de la imaginación. «Agora en moitos casos a primeira entrevista faise por Skype; falas coa noiva, coñeces o seu plan para a voda, ves a súa estrutura corporal e empezas a falar e a acordar o deseño», describe. Pero las telas, recuerda, hay que tocarlas y sentirlas. Así que lo que hacen es cerrar el tejido cuando ya han probado el patrón del vestido.

Con las ciudades cerradas, las pruebas también entrañan dificultades. «Dentro duns días vou ser como unha modista a domicilio. Collerei a furgoneta e irei a Madrid, País Vasco, Cantabria e Asturias a probarlles vestidos ás noivas que teño alí. Despois faremos os arranxos no taller», cuenta. Porque a las novias que siguen adelante, nada las detiene. No hace mucho, cuando Lugo estaba abierto, una clienta sevillana viajó cinco días a la ciudad amurallada para que le dejasen listo su vestido.