El verano que nos marcará

María Guntín
María Guntín TRIBUNA

LUGO

18 ago 2020 . Actualizado a las 19:35 h.

El paso del verano trae consigo un aluvión de nostalgia y de sentimientos magnificados. La mascarilla nos obliga a apreciar cómo la gente sonríe con los ojos. En el ecuador de un agosto que nos marcará, debemos pararnos a pensar sobre el camino que estamos tomando. El turismo interior salva, entre comillas, al sector hostelero, pero también a los negocios locales que cada año tienen más difícil competir con los gigantes que ofertan productos a precios escandalosos a través de Internet.

Algunos recordaremos este verano por ser el que nos enseñó a disfrutar de los placeres efímeros cotidianos, y a pie de calle. Un paseo por la Muralla con los amigos de siempre, terrazas en enclaves naturales que permiten disfrutar de un café y, al mismo tiempo, del sonido de los árboles o una excursión a un mirador en la que tan solo importa la compañía. En la costa lucense, el brote de covid-19 ha hecho estragos, pero aún es posible disfrutar de un baño con sentidiño y dejar al sol hacer su trabajo. Al sur de la provincia, la Devesa da Rogueira se expande con una vista inmejorable hacia una naturaleza que se antoja infinita y que permanece ajena al terremoto económico provocado por la pandemia. Y de repente, llega una sensación de pena por no haber disfrutado antes de los actos cotidianos y de lugares que siempre han estado ahí.

Si algo podemos sacar en claro de un verano atípico y lleno de vaivenes es que la tierra se defiende pateando, presumiendo y apostando por otro tipo de turismo, más sostenible y también más respetuoso con las personas que tenemos a nuestro alrededor.