La odisea de un enfermo crónico de pulmón para lograr ser diagnosticado

Lucía Rodríguez Peña LA VOZ / LUGO

LUGO

EN EL HULA SE REALIZAN DESDE EL COCHE LOS TEST RAPIDOS DE DETECCION DEL VIRUS
EN EL HULA SE REALIZAN DESDE EL COCHE LOS TEST RAPIDOS DE DETECCION DEL VIRUS ALBERTO LÓPEZ

Un vilalbés advirtió el 15 de marzo de sus síntomas, pero no le hicieron la prueba hasta el día 27 y el 29 dio positivo

05 abr 2020 . Actualizado a las 14:13 h.

Como Javier Fraga dice, tenía todas las papeletas para alojar al coronavirus en su organismo: enfermo crónico del pulmón, diabético, hipertenso... Por la relación habitual de este vilalbés de 55 años con las dolencias, cuando el 13 de marzo, un día antes de que el Gobierno declarase el estado de alarma, empezó a encontrarse mal, decidió esperar por si solo era un catarro o una gripe. Dos días después, con el país ya confinado, comunicó sus síntomas, pero fue excluido de los protocolos al no haber pasado por zonas de riesgo. Así empezó su odisea en solitario de dos semanas cuerpo a cuerpo contra el virus.

«Intenté contarle que padecía EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), diabetes, hipertensión, colesterol, pero a medida que yo hablaba, ella me decía que eso no tenía importancia, que lo importante era si había estado en alguna zona de riesgo como Madrid, Barcelona o País Vasco». En ese primer contacto de Javier Fraga con el sistema sanitario, pidió que le hicieran la prueba, pero lo descartaron.

Al día siguiente solicitó una baja médica que le permitió recluirse en casa. Lamenta que ahí empezara una odisea de cuatro días «muy malos» en soledad. «Una persona con EPOC sufre muchos episodios con problemas respiratorios, si llamamos es porque nos encontramos en una situación grave», estima este vilalbés.

Aguantó diez días y cuando reunió fuerzas volvió a llamar por teléfono a los números habilitados para atender posibles casos de coronavirus.

La atención dio un giro de 180 grados el 25 de marzo. Se disculparon y le explicaron que los protocolos habían cambiado desde la fase inicial, centrada en detectar casos procedentes de zonas con alto riesgo de contagio. Dos días después se desplazó al HULA para hacerse la prueba desde el coche. El 29 le comunicaron que era positivo. Un equipo médico supervisa desde entonces su evolución de forma telemática. «Todo salió bien, pero pudo salir peor», lamenta.

Sin seguimiento a sus contactos

Javier Fraga asegura que nadie se interesó por conocer los contactos que mantuvo con compañeros de trabajo o familiares antes de ser diagnosticado. «Me llama la atención que no me preguntaran nada sobre mi empresa o mi familia. Dijeron que no se estaba haciendo un seguimiento», señala.

Recuerda que antes de que él comenzara a sentir los primeros síntomas no había tantas restricciones como ahora y, de hecho, relata cómo la semana del 13 de marzo acudió al supermercado sin que en ese momento se hubieran adoptado medidas especiales de protección.