El almacén de noticias que se convirtió en una mini central de Amazon

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO

ALBERTO LÓPEZ

Ahora no llegan cartas al centro operativo que Correos tiene en la estación de tren de Lugo; lo que llegan son los chinos con sus mercancías

13 mar 2019 . Actualizado a las 12:41 h.

Le queda un año para llegar a los cuarenta y su futuro tiene algunos nubarrones. El proyecto de la futura estación intermodal podría tener consecuencias para el noble edificio que alberga el pabellón postal de Correos, vecino de la centenaria terminal ferroviaria. Aunque ni Fomento ni ADIF explicaron oficialmente qué hacer con él, existía la idea de derribarlo y, en su lugar, hacer la futura estación ferroviaria. La Xunta se apresuró a advertir que el edificio se encuentra protegido.

Suponiendo que la marcha atrás para mantener el edificio esté ya totalmente activada, su futuro genera dudas básicamente sobre cómo será su integración en el nuevo conjunto. Además, parece totalmente descartado que siga cumpliendo su actual función como centro de llegada y distribución de efectos postales, con lo cual la empresa tendría que buscar un nuevo emplazamiento.

El pabellón postal recoge a la perfección lo que fue la rápida evolución de las comunicaciones en las últimas cuatro décadas. De almacén de noticias pasó a convertirse en una pequeña sucursal de entregas de la multinacional Amazon, especialmente de los pedidos que van destinados a diversas poblaciones de la provincia. Ahora no vienen cartas; lo que llegan son los chinos con sus mercancías.

Durante muchos años, además de las cartas que contenían noticias personales, el pabellón fue el almacén de muchos periódicos de Madrid que llegaban a Lugo en los vagones postales y que, tras su llegada, eran distribuidos por la ciudad con un día de retraso. Aún así, los aficionados al deporte, por ejemplo, tenían que conformarse con leer las crónicas de los partidos, en el Dicen, Marca o As, con bastante retraso. Eso sí, sabían el resultado y quién había metido los goles gracias a la radio. Con la prensa general pasaba tres cuartos de lo mismo. El periódico catalán La Vanguardia llegaba a Lugo por lo menos con dos días de retraso.

PEINÓ

El pabellón de Correos fue también donde «enfriaban» las crónicas rosa de las principales revistas del corazón; también reposaban en los paquetes los relatos picantes de algunas revistas que mostraban en las fotografías algo más que el «corazón» de quienes hacían posados.

Ese inmueble, que ahora está de actualidad, nació por la necesidad descongestionar la sede central de Correos de San Pedro, totalmente saturada especialmente en épocas punta. Ese problema venía produciéndose desde el inicio de los años setenta del pasado siglo, pero no fue hasta 1976 cuando el proyecto llegó al BOE. Esa publicación dio cuenta de una resolución de la Dirección General de Correos y Telecomunicación del Ministerio de la Gobernación, anunciando el concurso para hacer el pabellón postal en la estación férrea de Lugo por 11.556.979 millones de pesetas y un plazo de ejecución de 20 meses. No hubo pabellón postal hasta principios de los años ochenta.

Los lucenses estuvieron a punto de tener que ir a dejar las cartas y los paquetes a la vieja cárcel

Trasladar los buzones con sus grandes bocas de león, que llamaron la atención a miles de lucenses, a la vieja cárcel lucense y allí establecer Correos, fue una vieja idea que no llegó a cristalizar. La operación consistía en cambiar al Concello el edificio que está en San Pedro por el de la prisión del partido judicial, después de que esta fue clausurada.

«He de invitar al alcalde y a los concejales a que conozcan nuestro palacio de comunicaciones tan cercano a la consistorial. A nosotros se nos ha quedado chiquito y al Ayuntamiento le puede venir muy bien, entiendo que con una pequeña reforma y que le permitiría incluso alojar muy digna y eficazmente la Policía Municipal. De esta manera, se ahorraría mucho dinero porque en el antiguo edificio de la cárcel es menester gastar una cantidad, creo, de una mayor consideración. Por otro lado, la mayor proximidad al palacio municipal no cabe duda que sería otro valor a considerar por la corporación local», declaró en noviembre de 1982 el jefe provincial de Correos, Manuel Romay al periodista de La Voz, Rafael Vilaseca.

Por aquellas épocas hubo además un sector en la ciudad que habló de demoler la vieja cárcel. El Colegio Oficial de Arquitectos se pronunció en contra de lo que era una barbarie. 

Cartas para Lugo que van primero a Santiago y luego vuelven 

En los años setenta del pasado siglo, los trenes se encargaban del transporte de la correspondencia. Esta no solo llegaba al pabellón postal en los correos. Algunas sacas también venían en los ferrobuses que, en algún momento, comunicaron la ciudad con Vigo y Gijón, con enlace en Monforte.

Un histórico empleado de Correos recordó que en el tren que iba y venía de Madrid, viajaban subalternos de la citada institución preparando la correspondencia. De hecho, en el pabellón planificaron algunas duchas, a petición del personal, para que los empleados que venían en el tren pudieran, cuando menos, ducharse.

«Antes de facerse o pavillón, baixabamos de San Pedro á estación a recibir ao Ferrobús ou a os trens correos. Logo, arriba, en San Pedro clasificábase», recordaron algunos carteros. Con la llegada del pabellón, la descarga de los trenes se hacía en ocasiones en unos pequeños vehículos que había que manejar con mucha habilidad porque no quedaba mucho espacio en los andenes.

Actualmente la clasificación, que antes se hizo en el edificio de San Pedro (durante muchos años los coches entraron por la rúa Xoán Montes) y en el pabellón algún tiempo, ya no se realiza en Lugo. Las cartas que salen del recinto de la estación van al centro operativo que Correos tienen en la zona de Lavacolla para ser clasificadas automáticamente. Realizado ese trámite, las que tienen como destino Lugo o la provincia vuelven de nuevo en el mismo día para el pabellón y allí se preparan para su traslado a diversas zonas de la provincia.