Paulino Blanco: «Xa non son un escravo do hospital»

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

LUGO

cedida

Es el séptimo paciente de la provincia que usa este sistema de diálisis en Lugo

28 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Paulino Blanco Álvarez es uno de los pacientes habituales del servicio de nefrología desde el año 1979, cuando tenía 19 años. Fue el primer presidente de Alcer y el primer lucense trasplantado en Santiago. El riñón le funcionó durante 36 años. En noviembre pasado tuvo que empezar en diálisis y el día 5 dejaron de verlo de forma habitual en el HULA. Ha instalado en su domicilio la máquina que le limpia la sangre cinco días a la semana, durante dos horas y media en cada jornada, después de un mes de entrenamiento, en el que reconoce que lo más complicado fue aprender a pincharse. Solo hay siete pacientes de la provincia de Lugo que se acogieron a este sistema.

«Desgasta menos -explicó- e dá máis liberdade. Levántome, almorzo, preparo a máquina e en dúas horas e media estou listo. Antes tiña que levantarme as seis da mañá para coller o taxi e non volvía á casa ata as tres da tarde».

Según Blanco, la hemodiálisis que realiza ahora, uno de los dos métodos de diálisis a domicilio, que cada vez tiene más adeptos -la otra es peritoneal en la que paciente limpia las impurezas de la sangre y se libera del exceso de líquido por las noches- le sienta mucho mejor que cuando acudía al HULA. El centro fue pionero en Galicia en su implantación. El primer paciente fue un monfortino, que empezó en enero del 2015. «Entras e sales igual, non estás máis cansado nin mareado, permíteche comer un pouco mellor e non gañas peso», explicó Blanco respecto de su experiencia personal con la máquina que dice le ha devuelto una parte de su libertad.

«A diferenza -según comentó- está en que cando vas a clínica ou ó HULA estás supeditado a un horario. Na casa a máquina depende de ti, non ti dela». «Cambioume a vida certamente -añadió- e xa non teño a sensación de estar metido sempre nun hospital».

Montar la máquina, según explicó, le lleva una media hora, entre cebarla con suero fisiológico y demás preparativos. «Se me din de cambiar agora -añadió- non o faría. É moi sinxela e está pensada para que se entenda unha persoa sola».

Blanco Álvarez necesitó un mes para saber manejarla. «Apréndese rápido -dijo- ensínante a pincharte, as alarmas que se poden producir e como solucionar as incidencias. Tamén funciona un servizo de atención as 24 horas, que levan dous técnicos dende Barcelona para toda España». El primer día acudió a su domicilio el enfermero que lo entrenó. «Veu para mirar como o facía e para darme confianza».

Sin apenas obras

El ex presidente de Alcer solamente tuvo que llamar una vez a ese número desde que empezó, el pasado día 5. Fue porque hubo un corte de luz y se enfrió la temperatura del baño de diálisis. Paulino Blanco reconoce que al principio, por la falta de costumbre, «tes despistes, pero agora pínchome perfectamente. Hai xente a que as agullas lle dan repelús, pero sería imposible que taladraran unha vena ou unha arteria porque son romas». El paciente número siete de hemodiálisis domiciliaria reconoce que apenas tuvo que hacer obras en su casa. La máquina la instaló en el salón, al lado del sillón en el que se sienta durante las dos horas y media que dura el proceso al que se somete cinco días a la semana. Descansa los jueves y los domingos. Un fontanero tuvo que instalar un lavabo pequeño con desagüe para que echar el sobrante de diálisis, una vez que finaliza el proceso.

El paciente de nefrología ya acudió a su primera revisión en el HULA, la de los 10 días, en la que comprobaron que las analíticas determinaban que estaba haciendo las cosas bien. «A verdade é que non vale para calquera. Hai que ser disciplinado e cumprir con todo o que che mandan. Se o fas ben, estás ben».

En esta primera visita al HULA reconoce que sus antiguos compañeros lo interrogaron a conciencia sobre cómo le va.

«Se me din de cambiar agora para o HULA, non o faría. A máquina é moi sinxela»

«Non vale para calquera. Hai que ser disciplinado e cumprir co que mandan»