El Queens: de polémico puticlub a nido de culebras

Xosé Carreira LUGO/LA VOZ

LUGO

CEDIDA

La maleza devora el burdel de O Ceao nueve años después del cierre en una operación que está sin concluir

24 jul 2018 . Actualizado a las 07:52 h.

Al Queens, el puticlub de O Ceao que hace nueve años fue precintado en una operación aún sin concluir, lo devora la maleza. El local, que dio para escribir cientos de páginas, es ahora un nido de culebras y otra «bichería», procedente de una «selva» de zarzas y otro tipo de vegetación que empieza a querer superar la construcción totalmente destrozada. «Menos mal que non hai casas nos arredores porque xa ve como está chea de fochancas a estrada e aínda por riba está ese club do demo aí no que temos visto incluso entrar aos xabarís», explicó un vecino de las casas de Meilán, a un kilómetro y pico de distancia del viejo club de alterne.

En el interior del recinto, que puede verse sin necesidad de entrar, quedan aún los precintos de plástico que en su día puso la Guardia Civil prohibiendo la entrada. También hubo orden judicial de prohibir el paso. Nadie evitó que entraran grafiteros e incluso personas que lo que pretendían era sacar provecho de lo que quedaba en el establecimiento cuyo solar es (o lo fue en su momento) propiedad de dos conocidos lucenses que acabaron siendo investigados en la operación Carioca, iniciada hace casi nueve años.

Los documentos que están en el extenso sumario reflejan que el solar fue adquirido por los empresarios investigados a un vendedor de quesos y a su esposa. Y a partir de ese punto, los agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera que trabajaron en el caso expusieron sus teorías y apreciaciones múltiples sobre lo que ellos consideran irregularidades.

El solar tiene un cierre que también invade la maleza. El edificio principal tenía en su planta baja el local destinado a bar y alterne y en la parte alta están las habitaciones. La pintura de las paredes de alguna de ellas fue picada y rociada con productos químicos para saber si había restos de sangre.

En la parte trasera del inmueble fueron añadidos otros de menor tamaño en los que llegó a haber una especie de gallinero. En el solar hubo también una piscina y un pozo que, en su momento, lanzó a algunos mentes a imaginar situaciones dignas de una película.