«Hambre en Lugo me pareció la obra más emblemática para el Museo»

Miguel Cabana
miguel cabana LUGO / LA VOZ

LUGO

OSCAR CELA

El nieto de Álvaro Gil, Carlos López, señala que donan el cuadro de Corredoira y exponen su colección «porque lo sentimos, somos de aquí»

10 abr 2018 . Actualizado a las 23:06 h.

Carlos López Gil, (Lugo, 1963), es uno de los nueve nietos de Álvaro Gil, el hombre de negocios

y benefactor lucense que depositó en el Museo de Lugo gran numero de torques de oro y otras joyas de la época castrexa, así como una gran colección de pintura. Tras diversas vicisitudes legales y políticas durante los últimos años para que el legado de su abuelo permaneciese en el Museo Provincial a disposición de los lucenses, las gestiones han llegado a su fin. Y prueba de ello es que ayer la familia de Álvaro Gil donó al museo la pintura de Jesús Rodríguez Corredoira Hambre en Lugo, un cuadro emblemático tanto por el autor como por su temática lucense. Carlos, que vive en Madrid, como gran parte de la familia, se desplazó ayer a Lugo para el acto oficial de entrega.

-¿Por qué se elige para la donación el cuadro de Corredoira «Hambre en Lugo»?

-El motivo de la donación es una decisión de mi madre. En su día, cuando las relaciones con la Diputación estaban muy tensas, buscando mostrar la buena voluntad que siempre tuvo mi madre, pues dijo que si un día se arreglaba todo, nosotros sabremos ser generosos con la Diputación de Lugo. Eso yo no lo olvidé nunca y mi madre, que ahora está delicada de salud, cumplimos con su voluntad. Y el cuadro lo elegí yo porque me pareció el más emblemático de los que deberían ir al Museo.

-Por fin el legado de Álvaro Gil se ha asentado en Lugo como quería su abuelo.

-Sí, al final se han ido dando los pasos y cumpliendo todos los contratos, y se ha llegado al punto al que nosotros queríamos llegar. Es una pena que hubiese que haber pasado por todo lo que hubo que pasar (se refiere al largo litigio judicial), pero se ha llegado al punto que queríamos que estuviesen en el Museo. Dada la buena relación, se han hecho dos exposiciones de la colección privada nuestra en el Museo de Lugo. Y hemos cerrado el ciclo, pero es importante que se mantenga esa buena relación. Con la parte técnica no hay problema porque conozco a todos los profesionales que trabajan ahí, y son gente que lleva años haciendo su profesión. El tema político, pues quién sabe lo que va a pasar. Si se transmiten las buenas relaciones, lo lógico es que siga siendo así. Bien es cierto que para que se conserve, una de las necesidades es que se mantengan una sensibilidad cultural que no todo el mundo tiene siempre.

-La exposición que se puede ver hasta el domingo en Lugo es una buena muestra del arte que reunió su abuelo.

-Lo particular de toda la colección que durante muchos años ha atesorado mi abuelo fue en gran parte por una relación directa con muchos pintores. Hay cuadros que directamente se los vendieron pintores a mi abuelo. Sobre todo con pintores gallegos, como por ejemplo con Luis Mosquera, o con Castelao. Mi madre cuenta una anécdota, que siendo ella muy pequeña viajó de Galicia a Madrid en el colo de Castelao todo el viaje. La viuda de Castelao vivió unas temporadas en casa de mis abuelos en Madrid; relación directa con Julia Minguillón porque por lo visto eran vecinos; conocía también a Corredoira. Tengo yo un cuadro, que tenemos casi todos los hermanos, de Laxeiro. Yo lo veía mucho por casa y un día decidió mi abuelo que nos hiciera un retrato a cada uno de los nietos. Y así tengo yo un retrato mío de Laxeiro, encargado directamente por mi abuelo. Incluso con pintores como Gutiérrez Solana, que mi abuelo también trató directamente. Por tanto no es coleccionismo puro y duro sino una relación muy estrecha con el mundo del arte y los pintores de aquellos años.

-La colección no solo está vinculada a Lugo sino que ha pasado por Lugo en muchas ocasiones.

-Sí, me consta que ya mis padres atendían a cualquier solicitud de exponer aquí. Y una parte importante de la colección ya ha pasado por aquí en diversas exposiciones.

-Funcionó muy bien la exposición que está colgada estos días y que termina este domingo.

-A mí me satisface mucho, porque cuadros que ves en casa habitualmente, los veo allí y están mucho más bonitos, por las condiciones de luz de un museo, que realza el valor de la obra. Dicho esto, también hay que decir que esta exposición desde el punto de vista artístico es espectacular. Es que hay cuadros que hasta les gustaría, y me consta que es así, que les gustaría tenerlos en el Museo del Prado. En particular el de Zurbarán, que en su día estuvo en el Museo del Prado. El que era subdirector del museo, Gabriele Finaldi, estuvo hablando con nosotros para preguntarnos por ese cuadro, porque le parecía una obra extraordinaria. Este hombre es ahora el director de la National Gallery de Londres. Yo creo que eso dice todo del cuadro. Y es cierto que ese es el cuadro emblemático de la familia, pero hay otros muchos de una categoría excepcional. Y para ver esos cuadros, pues hay que ir al Museo de Lugo, no al Prado, ni al Louvre, ni a la National Gallery. Se pueden ver en Lugo, en una colección relativamente pequeña, de sesenta cuadros, de una fuerza y de una categoría excepcional.

-Se cierra ya la exposición el próximo domingo.

-Sí, termina el día 15, y es importante decir que muchos de los visitantes que está habiendo para ver esa colección son de aquí de Lugo. Así que a lo mejor la inquietud cultural se está despertando en parte porque la gente quería cosas nuevas, pero eso demuestra en cualquier caso que la gente tiene interés por el arte en Lugo.

-Buen camino.

-Bueno, a mí me consta que desde la parte técnica se están haciendo cosas, y el proyecto de remodelación de esa sala está en marcha y estoy convencido de que se va a hacer. Evidentemente, me gustaría que se hiciera cuanto antes, pero al final los tiempos en el mundo de la política son complicados, pero veremos esa sala reformada que está como cuando se llevaron por primera vez los torques y necesita una reforma integral.

-¿Satisfecha la familia?

-Esto es algo que hacemos porque lo sentimos. Nosotros somos de aquí y a todas nuestras amistades les parece magnífico. Pero lo importante es lo que queda, más allá de que a algunas personas les guste o no o de que te muestren el agradecimiento o no. El mayor de los agradecimientos es que la gente vaya a ver la exposición. Porque quiere decir que nosotros lo hacemos y atinamos bien y por eso la gente va a verla.

«Es importante que se mantenga la buena relación, una sensibilidad cultural que no todos tienen»

«Hay cuadros de la exposición que les gustaría tener al Museo del Prado, como el Zurbarán»