Un triunfo, esperemos que reparador, ante un Ourense que deambula esperando que termine esta Liga absurda para ellos en la que no juegan por nada ni para nada. La victoria permite continuar al acecho de los puestos de play off, pero no aclaró ninguna duda sobre el estado de salud del enfermo, sumido en un mar de dudas durante más de medio partido. Y en el club hay quien piensa que las dudas solo se despejan incorporando nuevos jugadores. Y en esa loca carrera, la semana que termina ha sido paradigmática. ¿Jugadores de LEB? Ni hablar. Primero, contactos con Slokar a través de un componente de la plantilla y luego acercamiento a Galdikas. Esta gestión se le encargó a un técnico ajeno al Breogán. ¿Cuál es entonces la función del director deportivo? Y hablando de Galdikas, jugador que cobra más en un mes que muchísimos jugadores de LEB en todo un año. ¿Quién habló de poco presupuesto?
Pero mientras llega el ejército de salvación, la Liga continúa. Y para que tengan sentido los refuerzos y el dispendio económico hay que continuar ganando. Y esta tarde hay que hacerlo sí o sí. La derrota abriría una peligrosa brecha de dos partidos, a falta de nueve, con la octava y novena posición. Así que final a la vista con una sensación alarmante de inquietud y nervios. Posiblemente, Palma sea una de las canchas más complicadas que restan por visitar y el partido se las trae. Pero también es verdad que desde Palencia, y ya llovió, todo ha sido un lánguido declive que ha conducido al equipo a esta situación angustiosa. Hoy no hay que pensar en el refuerzo que falta por llegar, hay que pensar en los que están y acertar a exprimirlos para que rindan al máximo nivel. De las diez finales que restan, esta es la primera y, curiosamente, una de las más complicadas.
Lo único que sabemos seguro es que un fallo en cualquiera de ellas puede provocar una catástrofe.