La etapa más dura del Camino, a caballo

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

LUGO

La mayoría de los usuarios del servicio son extranjeros.
La mayoría de los usuarios del servicio son extranjeros. óscar cela< / span>

Una empresa ofrece a los peregrinos subir a lomos de un équido los diez últimos kilómetros

12 abr 2015 . Actualizado a las 09:05 h.

Víctor Echevarría Vigaray, un bróker madrileño al que la crisis obligó a buscar una salida laboral diferente a la intermediación monetaria, la encontró en el Camino de Santiago. Se instaló en Herrerías, (León) donde ahora pasa siete meses del año, desde hace tres. Se dedica, a través de la empresa que montó con su mujer, Cristina Samper Ruiz, a ofrecer sus caballos a los peregrinos en los últimos 10 kilómetros de la etapa entre Villafranca y O Cebreiro. Son los más duros de los 28,4, ya que suponen subir desde los 700 metros a los 1296, que está situado el poblado prerromano. Por 34,50 euros es posible cubrir este trayecto, entre el 15 de marzo y el 31 de octubre, que da por finalizada la temporada, con un guía y una caballería que haría el tramo a ciegas.

La mayoría de los clientes de esta empresa son extranjeros. Alemanes, australianos, coreanos, canadienses, se apuntan a la ruta ecuestre, para aliviar la subida, después de ver los caballos que tiene pastando como señuelo en un prado que alquiló frente a su casa, en pleno Camino. Son los países de origen más frecuentes, pero a lomos de sus animales subieron también un egipcio y un peregrino de Groenlandia.

Ascenso seguro

Pese a la pronunciada subida, Echevarría asegura que las dos horas que tarda en llegar con los caballos a O Cebreiro no entrañan ningún riesgo. El 80% de los jinetes, según el empresario, no han montado nunca a caballo o si lo hicieron fue de forma ocasional. La ascensión la realizan al paso, la forma de cabalgar que dio el nombre a la empresa. Como principal argumento para garantizar la seguridad esgrime que en los tres años no ha tenido ningún accidente.

El economista asegura que el negocio no produce grandes ganancias, pero la demanda va en aumento. Confiesa que está contento con el cambio, aunque a veces eche de menos a su mujer y a sus hijos, que siguen viviendo en Madrid.

Solamente puede realizar dos ascensos diarios, generalmente uno por la mañana y otro por la tarde, porque agotaría a los caballos, que en cada viaje realizan 20 kilómetros, los 10 de ida y otros tantos de retorno. En O Cebreiro Echevarría colocó carteles anunciando la ruta de regreso a Herrerías. Casi siempre tiene que bajar solo, caminando, con los caballos de ramal. El empresario confiesa que en estos meses adelgazó 20 kilos.

En los primeros tiempos los precios eran más baratos, pero tuvo que subirlos para adaptarlos a los gastos que suponen los caballos: la alimentación y su mantenimiento -cada mes se desplaza el herrador para tener las patas de los animales en perfecto estado- además de los seguros. Contrató uno que incluye el traslado en helicóptero en caso de un posible accidente.

La inspiración para montar la empresa Al Paso le llegó a Víctor Echevarría después de recorrer el Camino de Santiago en dos ocasiones, una desde O Cebreiro y la otra desde Ourense. «Había veces que preguntaba: -señaló el economista- ¿no habrá por aquí un caballo para subir?». Echevarría ya había tenido caballos antes, por lo que el negocio no era completamente desconocido para él.

Caballos de Ourense

Las caballerías las compró en Maceda, en Ourense. «Quería -dijo- que los caballos estuvieran aclimatados al medio y los busqué allí». Aseguró que no había sido fácil por la gran cantidad de ejemplares que se sacrificaron en los últimos años. Durante todo el año viven al aire libre y en los tres meses que la empresa está cerrada se los cuida un vecino.

Los caballos proceden de Maceda, en Ourense y están aclimatados