Es tiempo de truchas

La Voz

LUGO

23 mar 2015 . Actualizado a las 13:13 h.

Históricamente el Camino de Santiago está ligado a todos los ámbitos de la cultura, y entre ellos el gastronómico, pues el buen comer siempre ha sido un requisito fundamental para el peregrino que procuraba terminar  cada etapa con éxito y poder degustar suculentos manjares al termino de cada una de ellas. Y qué mejor excusa que la de compartir mesa y mantel para representar esos momentos en los que, al olor de suculentas viandas, se intercambian historias, vivencias y testimonios del camino.

Estamos en temporada de pesca ,y cómo no, en temporada de degustar uno de los mejores pescados, como son nuestras queridas truchas. Yo, pescador tardío pues fue mi suegro el que me inicio en esta afición, procuro comer este plato con tranquilidad y buena compañía al igual que cuando las tengo que pescar en estos preciosos ríos que nos ofrece esta tierra gallega. Escojamos el camino que sea dentro de estas tierras, nos encontraremos con grandes ríos trucheros. 

En mis numerosos caminos a Santiago he degustado infinidad de platos por estas tierras y en uno de ellos degusté unas excelentes truchas, fritas pero rebozadas en harina de maíz, en A Fonsagrada.  

La verdad es que el sabor del jamón y ese punto de picante del pimentón, junto con el toque del unto en su fritura y el crujiente del rebozado, hacen de este plato uno de los mejores manjares para cualquier comensal dispuesto a disfrutar de este pescado que ya en tiempos de peregrinaciones era considerado un excelente bocado y de fácil consumo en su temporada de pesca.   

 TRUCHAS FRITAS EN HARINA DE MAÍZ  

Para 4 personas:

Ingredientes: 

8 unidades de truchas de río (de la medida estipulada)

Una pizca de pimentón picante o, en su falta, dulce.

Un trozo de unto.

Sal y medio limón (optativo)

Aceite de oliva virgen.

Harina de maíz para rebozar.

Una buena marmita de cachelos como guarnición.   

Limpiamos las truchas, pero sin llegar a abrir del todo: solo retiramos las agallas, y con ellas, las vísceras.

Así, pues, simplemente se salan las truchas, se untan en su interior por la parte de la espina con un poco de pimentón, y se mete dentro de ellas una tajada de jamón curado. Se pueden poner unas gotas de limón en su interior y se pasan por harina de maíz. Mientras, en una sartén con abundante aceite se fríen unos trozos de unto de cerdo, dejamos que se frían un poco y se retiran, y en ese aceite, bien caliente para que queden crujientes por fuera y jugosas por dentro, se fríen las truchas. Escurrimos sobre una servilleta absorbente y  servimos acompañadas con unos cachelos. 

La verdad es que quedan muy bien porque la piel hace cuerpo con la harina y queda una corteza crujiente muy sabrosa y un sabor extraordinario de la carne de la trucha. 

Con este plato recomiendo los vinos blancos  de estas tierras gallegas o una buena cerveza artesanal,  que tiene muchísimo más cuerpo y sabor que las  cervezas comerciales.

?Bon Xantar, amigos peregrinos?