Palabra de Dios con voz de mujer

Inmaculada Eiroá González
inma eiroá VIVEIRO / LA VOZ

LUGO

Sor María, a la izquierda, y sor Eloína, en la iglesia de Vilacampa (O Valadouro) celebrando la Palabra
Sor María, a la izquierda, y sor Eloína, en la iglesia de Vilacampa (O Valadouro) celebrando la Palabra Pepa Losada

Dos monjas suplen al cura en parroquias de O Valadouro desde 1996

23 oct 2019 . Actualizado a las 22:16 h.

El papa Francisco puso de moda el Cuatro Latas y sor María y sor Eloína, religiosas de las Hijas de la Virgen de Los Dolores, hacen lo propio con el Peugeot. Primero en un 207, que está que se cae, pero aún las salva de algún apuro, y ahora en un 306, suben y bajan las estrechas carreteras de O Valadouro para encargarse de la celebración de la Palabra en tres parroquias: Recaré, Santo Tomé y Vilacampa. Todos los domingos y los festivos de precepto llegan puntuales como un clavo a las apartadas iglesias. No fallaron ni un solo día desde que en 1996 al anterior obispo de Mondoñedo-Ferrol, monseñor Gea Escolano, se le ocurrió la idea de encomendarles esta labor, ante la escasez de curas. No las paró ni el Klaus, porque cuando se encontraron la carretera cortada por los árboles buscaron caminos alternativos para poder llegar. Ni la nieve, que atravesó siguiendo unas rodadas la cacereña sor María Sales hasta que se topó en el alto de Vilacampa con unos cazadores que la ayudaron a darse la vuelta, porque ni los vecinos se habían atrevido ese día a ir a la iglesia. Fue el propio Gea quien personalmente se encargó de presentarlas a los feligreses y cuenta la cacereña sor Eloína Rebollar que desde el primer día las acogieron encantados. Ahora, tras diecisiete años de cita semanal, ya nadie se sorprende de verlas. Menos consagrar, hacen la liturgia completa de la misa, incluso dan la comunión. Ya se ocupa el párroco, que va una vez al mes, de dejarles las sagradas formas consagradas para el resto de los días, y si no les llegan, las llevan ellas de otra iglesia. El domingo, a las 10.30 estaban en Vilacampa, llevando la Palabra a los seis vecinos que acudieron ese día. Buena afluencia, porque en la parroquia no llegan a la docena las casas habitadas y la mayor parte de sus ocupantes son gente mayor. Lo habitual, cuentan, es hablar del día a día: el reuma o el hijo que se marchó a Estados Unidos. Pero el domingo tocaba foto de familia, incluido el sacristán, y luego de nuevo al 306, con sor María al volante, bajando hacia el pueblo a buena marcha. ¿Y el papa actual?: «Me encanta, creo que es un hombre de Dios», contesta sor Eloína, quien, al preguntarle acerca de la política aperturista que tiene el pontífice sobre la mujer, se apura a matizar: «No quiero ser sacerdote. No quiero esas responsabilidades». Sor Eloína: «El papa actual me encanta, creo que es un hombre de Dios»