Dos chairegos hicieron 13.000 kilómetros en un rali solidario
25 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.«Peloume toda a cara». Lo decía ayer por la tarde Noelia Darriba sentada en una terraza de Muimenta. Esta chairega regresó ayer por la mañana a su villa natal tras un viaje que había empezado el 23 de julio e incluido un recorrido por diversos países de Europa y de Asia. Su color moreno no llegó tras sesiones de bronceado en playas del Mediterráneo o del Índico, sino en las muchas horas gastadas en un viaje que puede sonar a reto aventurero pero que tiene también una notable parte solidaria.
Darriba -educadora social de profesión, con residencia en Santiago y de 28 años de edad- formó con Ismael García -autónomo, de 31 años y vecino de Ponte de Outeiro- el equipo Madia Leva, que intervino en el Mongol Rally, promovido por la organización The adventures. La prueba concluyó en Ulán Bator, capital de ese país asiático, tras partir de la ciudad checa de Klenová, aunque había también la opción de empezar en Londres. La salida se dio en esa urbe centroeuropea el 25 de julio, tras haber partido dos días antes de Muimenta, y la llegada a Mongolia tuvo lugar el pasado sábado.
Más corta fue la vuelta, que los dejó ayer por la mañana en Muimenta tras haber tomado sendos aviones de Ulán Bator a Moscú y de Moscú a Madrid y un autocar de la capital de España a Lugo.
A buen seguro que no añoraron mucho el vehículo usado, que era una furgoneta Renault con 16 años de edad y achaques propios de la edad -mala suspensión y dura dirección, a decir de los que la condujeron-. El vehículo empleado era una furgoneta que les cedió la Cruz Roja de Lugo y que había utilizado antes la delegación de Foz.
El coche se quedó allá, porque, explica Ismael García, los vehículos normalmente se subastan y se destina el dinero obtenido a fines benéficos. Fines benéficos tuvo también la mayor parte de su equipaje, puesto que llevaron, aportado por variadas instituciones y empresas, medicinas, material escolar, ropa y regalos a un orfanato gestionado por la Christina Noble Foundation.
Con ellos llevaron también un sello gallego, ya que, afirma Darriba, buscaron para el equipo un nombre que resultase algo identificativo de Galicia.