Los edificios malditos de Lugo

s.varela LUGO / LA VOZ

LUGO

Fábrica de la Luz, Sanatorio Portela o San Fernando siguen en espera

14 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Lugo comienza a ser una ciudad con un buen número de edificios sin uso. La apertura del nuevo hospital ha creado, por efecto dominó, que de repente la capital disponga de edificios y solares vacíos a los que, de momento, no se les ha designado su nuevo uso: Hospital Xeral, San José, Calde, matadero municipal... Pero existen otro tipo de edificios que por unas causas u otras el tiempo consume sin que se sepa cuál será su finalidad o sin que se den los pasos para su prometida rehabilitación.

Uno de los ejemplos más comentados en los dos últimos años es el cuartel de San Fernando. Después de meter prisa a los responsables de la Delegación de Defensa para que se marchasen y construir el añorado auditorio, un cambio de rumbo político provocó que ahora el edificio esté en proceso de ruina, sin que se vean perspectivas de futuro para que por fin albergue el museo de la romanización, la opción que sustituyó al auditorio local.

Otro edificio singular, catalogado como el cuartel de San Fernando, es el sanatorio de García Portela. Tras numerosas vicisitudes e incertidumbres, el inmueble, de estilo racionalista y diseñado por el arquitecto Alfredo Vila, fue adquirido por el INE para su sede en la ciudad. Los problemas presupuestarios tienen paralizada la reforma desde hace años y un hermoso edificio se encuentra en estado de casi ruina.

Llegó a ser un espacio usado para dormir por los indigentes, hasta que finalmente se tuvieron que tapiar las ventanas y reforzar el cierre de acceso. Por cierto, que este viejo sanatorio tiene pegado otro edificio más moderno y en estado de abandono total.

Muchos se siguen preguntando qué fue de la famosa Fábrica de la Luz. Ese inmueble, situado en pleno paseo fluvial del Miño, estaba previsto que fuese un museo de la energía para el disfrute de lucenses, niños y turistas, además de ser una pequeña industria capaz de generar la luz del propio paseo del río o incluso una escuela de pesca municipal. De momento, las personas que acuden a pasear por la flamante pasarela del Miño ven como el edificio está cerrado, con una valla y con varias pintadas de mal gusto en sus paredes. Numerosas promesas, pero tras años de reforma, nada de nada.

Lo mismo se puede decir de otro de los espacios que iban a ser referencia del medio ambiente lucense: el parque dos Paxariños. Esta gran zona verde entre As Fontiñas y el Rato fue un proyecto estrella del primer mandato del gobierno de Orozco y pasó por diferentes manos y concejalías. Doce años después del inicio de los trámites, el parque dos Paxariños es un conjunto verde abandonado, con mobiliario roto o inexistente, con material de obra por los caminos, con muros de piedra sin acabar y sin un mirador-pasarela digno. Un ejemplo del despropósito.