El 41% de las prostitutas que trabajaban en Lugo y alrededores en el año 2006 estaban sometidas a la explotación por alguna red de extorsionadores. Así lo constataron una serie de investigadores vinculados al colectivo Alecrín que realizaron un estudio de campo en la ciudad de las murallas y en los municipios de Castro de Rei, Castroverde, O Corgo, Guntín, Friol, Outeiro de Rei y Rábade entre mayo y septiembre del 2006. Luego lo publicaron en un volumen que fue editado, y que durante algún tiempo estuvo incluso accesible en la página web del Concello de Lugo. Así lo explicó en la noche del jueves la socióloga Silvia Pérez en las jornadas que se celebraron en el centro social Maruja Mallo, organizadas por la concejalía de servicios sociales, que dirige Carmen Basadre.
400 mujeres
El estudio incluyó a casi 400 mujeres, que trabajaban en clubes de alterne, en pisos y también en el barrio chino de Lugo. Una de las conclusiones a que llegaron los investigadores fue que en los clubes no trabajaba ningún mujer española, y que todas eran extranjeras.
Tal como explicó la socióloga en la ponencia del jueves, cada vez que ella presenció interrogatorios o declaraciones de prostitutas por algún problema legal, nunca se preguntó ni se recogieron datos que permitiesen desenmascarar las tramas de explotación de las mujeres. «Era como se ese asunto non importara», explicó.
Otro de las conclusiones que los profesionales sacaron a relucir en sus ponencias es que resulta casi imposible que las prostitutas denuncien a los proxenetas y demás elementos implicados en la trama porque se juegan la vida en ello y su sensación de miedo e indefensión -en un país desconocido y en el que entraron vulnerando la ley- les impide hablar. Además, normalmente las prostitutas tratan de salir de su país recurriendo a una persona cercana o incluso de la familia, que es quien les pone en contacto con la trama e incluso quien les presta el dinero para realizar el viaje a Europa. Y posteriormente, cuando esas mujeres se encuentran cautivas en manos de la red de traficantes ya en España, además del miedo físico tienen el miedo a comprometer a esas personas cercanas a su familia que les facilitaron la salida y en ocasiones el dinero. Otro de los grandes miedos de las jóvenes prostituidas es que se entere su familia de cual es su trabajo, y por tanto intentan siempre mandar dinero cada mes para que todo siga teniendo la apariencia de normalidad.
Sacrificio por la familia
Muchas de ellas emprenden voluntariamente el viaje asumiéndolo como un sacrificio de unos pocos meses o años para poder sacar de la miseria a su familia, aseguraron los participantes en las ponencias. Lo que no saben es que posteriormente van a ser extorsionadas por una mafia que les va a poner en peligro hasta su propia vida.