La Policía Local pasaba datos de matrículas al dueño del Queens

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Los investigadores comprobaron que varios agentes acudían al prostíbulo de O Ceao con mucha frecuencia

25 oct 2010 . Actualizado a las 10:13 h.

El dueño del club Queens, y uno de los principales cabecillas de la trama de los burdeles que quedó al descubierto con motivo de la operación Carioca, conseguía datos de sus clientes porque en la Policía Local se los proporcionaban. Bastaba con que José Manuel García Adán anotara el número de la matrícula de los vehículos que veía en los aparcamientos de sus establecimientos y que posteriormente pidiera detalles a sus contactos en la guardia municipal. Al empresario de la noche no solo no le libraban del pago de sus multas sino que, además, le proporcionaron información, según descubrieron los investigadores.

Adán, supuestamente no solo no se preocupó de tener control en la Guardia Civil sino que también extendió sus poderes a la Policía Local e incluso, según algunas fuentes, a la Nacional. Uno de sus valedores en el cuerpo municipal era, al parecer, el inspector José Ramón Vázquez Río, actualmente en prisión. Sin embargo los investigadores sospechan que varios agentes eran buenos colaboradores suyos.

El dueño del burdel de O Ceao, dijeron algunas fuentes, parece que adujo en numerosas ocasiones motivos de seguridad a la hora de pedir la información sobre las matrículas de vehículos que le parecían sospechosos. En cualquier caso, se trataba de un interés meramente particular.

Tener contactos en la Policía Local para saber datos de las matrículas de los vehículos permitía al empresario el conseguir, cuando se le antojase, detalles de cualquier cliente que acudiese en coche a sus negocios. Bastaba con anotar el número de placa o colocar cámaras de seguridad que grabaran los aparcamientos de los negocios en los que tenía que ver: el Queens de O Ceao, y el Colina de Robra (Outeiro de Rei). Ambos están actualmente precintados por orden judicial. Llevan un año ya en esta situación.

De modo sistemático

Según diversas fuentes, los investigadores tuvieron la oportunidad de confirmar como varios policías locales acudían de forma sistemática a las instalaciones de O Ceao. En ocasiones lo hicieron en coche oficial que aparcaron, sin inmutarse, delante del establecimiento.

La presencia de los policías en el establecimiento no se debía a funciones relacionadas con su trabajo. El inspector encarcelado supuestamente estaba vinculado de algún modo con el negocio. Al parecer, otro agente también tenía una especial relación con el propietario y el encargado hasta el extremo de que llegó a ser visto en las cocinas de la casa que acogía al burdel.