Una firma vende en Xermade más de 20 tipos de madera para tornear

B.?L.

LUGO

21 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Desde las maderas más comunes para trabajar en el torno hasta las más raras se pueden conseguir hasta esta tarde en el polideportivo de Xermade, lugar en el que se celebra el octavo Encontro de Torneiros en Galicia. La vende Stefan Liechti, gerente de una empresa ubicada en Caldas de Reis, que comenzó dedicándose a la restauración de muebles y de casas e incorporó posteriormente, hace unos seis años, la importación de herramientas para ebanistería y de madera para tornear y tallar.

En el expositor de su empresa tiene a la vista un muestrario de más de una veintena de tipos de madera, colocados en pequeños trozos y barras. El precio oscila entre los nueve euros y más de 20. Según explica, el granadillo es la madera más cara que vende, alcanzando los 30 euros un palo del tamaño de la mayoría de los que ofrece en otras especies, si bien tiene a la venta por 12 euros unos muy pequeños. «El precio está en función, básicamente, de la especie de madera y del trabajo que cuesta conseguirla», señala este suizo afincado desde hace bastantes años en Galicia.

De las maderas importadas, el cocobolo es la que más se vende porque la usan los torneros para todo tipo de piezas, desde un cuenco pasando por un instrumento musical, un bolígrafo o una joya. Stefan explica que es una madera de América, fundamentalmente procedente de México, que tiene unas características muy adecuadas para trabajarla porque tiene consistencia, poro fino y un color marrón con unas vetas negras que permiten conseguir dibujos cálidos y expresivos, según afirma este importador.

De Latinoamérica y África

«Latinoamérica es la zona de la que procede más madera de la que emplean los artesanos, aunque ahora comienza a venir bastante de África, con muy buena aceptación, como el marfil rojo o el mopane, que se produce en Sudáfrica», señala el gerente de la firma caldelana Anticsa. En Asia también hay variedades muy buenas pero resultan difíciles de conseguir por escasas, en tanto que el olivo silvestre procede de Italia y de España. Un clásico es la madera de ébano, pero desde hace muchos años la producción es muy pequeña debido al abuso que se hizo en otra época y a la lentitud con que crece el árbol, símbolo de la dureza. Stefan tiene a la venta unas piezas muy pequeñas procedentes de Madagascar. Aclara que las grandes se cotizan mucho porque casi no se consiguen, ya que los árboles son ahora más pequeños y las grietas propias de esa madera impiden elaborar trozos de mayor tamaño.

En cuanto a las rarezas, llaman la atención en medio de los trozos de madera unas piñas de bauksia, procedentes de Australia. El gerente de la empresa que las vende dice que cada vez ya es más frecuente su uso y son más los artesanos que las utilizan para hacer adornos torneados.