El origen incierto de los bancales

Luis Díaz
Luis Díaz MONFORTE

LUGO

Reportaje | La seña de identidad de la Ribeira Sacra Los expertos no se ponen de acuerdo sobre la etapa histórica en la que se comenzaron a levantar terrazas para el cultivo del viñedo por la falta de pruebas concluyentes

03 jun 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Nada sería igual en la Ribeira Sacra sin la peculiar configuración del viñedo en bancales. Ni el sector del vino ni los planes de promoción turística son ajenos al espacio singular que configuran las terrazas. Poco se sabe, sin embargo, sobre el origen de este espectacular paisaje, que ha sido definido como uno de los modelos históricos más destacados de relación sostenible entre el hombre y el medio natural. La hipótesis sobre el inicio de su construcción durante la época romana, punto de partida habitual de artículos y folletos divulgativos sobre la viticultura heroica, parece la explicación más coherente, pero no deja de ser una conjetura carente del aval de las pruebas concluyentes. Algunos autores señalan que esta forma de organización del terreno surgió probablemente en el siglo XII en regiones de Italia como Umbría, Toscana y Liguria, donde la pendiente y el riesgo de erosión habrían obligado a buscar una solución radical para el cultivo de determinadas zonas. Pese a ello, la investigadora María Jesús Domínguez Rodríguez, autora del único estudio monográfico sobre suelos de viñedo en terrazas en la Ribeira Sacra, considera poco creíble que el viñedo existiese en esta zona antes de que se construyesen bancales, por lo que apunta que posiblemente el origen de éstos sea anterior. El prestigioso profesor de la Universidad Católica de Piacenza Mario Fregoni -uno de los promotores del Cervim, el organismo internacional con sede en Aosta (Italia) que reivindica la viticultura en zonas de fuerte pendiente- defiende que los vinos procedentes de terrazas en laderas pronunciadas ya eran los más apreciados en la Roma Clásica. La élite vitivinícola correspondería entonces a las islas mediterráneas de Ischia, Elba y Creta, zonas del Piamonte Liguria y Saboya, el Priorato tarraconense y algunos tramos del bajo Duero. Muchos autores amplían este listado a la Ribeira Sacra, aunque se trata de una mera especulación difícilmente demostrable. Conclusión lógica José Luis Hernáez Mañas, una de las mayores autoridades españolas en materia de viticultura, considera que las laderas de la Ribeira Sacra son tan pronunciadas que los problemas erosivos no habrían permitido el cultivo de la viña sin bancales. La introducción del viñedo en la zona durante la época romana está -a su juicio- fuera de toda duda, por lo que no sería descabellado atribuir a los colonizadores la construcción de las primera terrazas. Pero una cosa son las hipótesis y otra las pruebas fehacientes, que desgraciadamente, subraya Mañas, brillan por su ausencia al abordar el origen de los bancales. Ni siquiera abundan las referencias a ellos en los contratos de aforamiento, fuente imprescindible para la reconstrucción de la historia del viñedo en Galicia durante la Edad Media. No obstante, María Jesús Domínguez punta en su investigación que esta circunstancia podría deberse «a que la obligación de construir las terrazas era algo implícito y por lo tanto sabido en aquella época».