La mujer recreada en Quiroga representa el aspecto típico de los europeos del Mesolítico
17 sep 2020 . Actualizado a las 22:55 h.En el museo municipal de geología y geología de Quiroga -reabierto el pasado 29 de agosto tras su ampliación- ocupa un lugar destacado la recreación a tamaño natural de Elba, una mujer que vivió hace 9.000 años en la sierra de O Courel, cuyos restos fueron descubiertos en el 2006 en la llamada Cova do Uro. Un hecho que llama la atención de esta figura es que tiene la piel negra, pero de acuerdo con los descubrimientos realizados en los últimos años sobre las poblaciones prehistóricas europeas, esta circunstancia no tiene nada de anómala ni de extraordinaria.
La reconstrucción de Elba fue realizada por iniciativa del Instituto Universitario de Xeoloxía de A Coruña y en una primera versión tenía la piel más clara. Pero según explica la paleontóloga Aurora Grandal -una de las personas que llevaron a cabo la investigación-, cuando se inició este trabajo todavía no estaban disponibles los datos de las secuenciación de ADN que realizó la genetista Gloria González Fuertes. «Cuando la recreación forense estaba a medio hacer, supimos que Elba tenía el pelo oscuro, casi negro, y los ojos de color castaño oscuro», señala. La primera versión reflejó estos datos. «Más adelante, con un análisis genético más refinado, se vio que tenía la piel oscura», añade Grandal, quien apunta por otra parte que este resultado era «esperable» teniendo en cuenta los hallazgos realizados en los últimos tiempos en diversas partes de Europa. «Todos los individuos de esa época en los que se pudo hacer una secuenciación genética tenían esa tonalidad de piel», agrega la investigadora.
Lejanos orígenes africanos
Grandal apunta asimismo que en la época en la que vivió Elba -el Mesolítico, un período intermedio entre el Paleolítico y el Neolítico-, los grupos humanos que poblaban el continente tenían piel oscura y vivían de la caza y la recolección de vegetales silvestres. Los primeros Homo sapiens o humanos modernos llegaron a Europa hace unos 45.000 años -a la península ibérica hace unos 40.000-, procedentes de África. Hasta entonces, el continente había estado poblado solo por los neandertales, que por cierto eran de piel clara y en gran parte pelirrojos. Durante muchos milenios, los Homo sapiens europeos conservaron la tonalidad de piel heredada de sus antepasados, aunque su aspecto físico difería mucho del de las actuales poblaciones negras africanas. «La piel blanca apareció mucho más tarde, cuando entraron en Europa las poblaciones neolíticas de Anatolia [la actual Turquía] , que practicaban la agricultura y la ganadería», añade Aurora Grandal.
El blanqueamiento de la piel en las poblaciones neolíticas de Oriente Medio -según todo parece indicar- se debió al cambio de dieta y a la adaptación gradual al clima del hemisferio norte. Con el paso del tiempo, los agricultores y pastores neolíticos que avanzaban desde el este hacia el oeste fueron ocupando todo el continente y arrinconando a los cazadores-recolectores mesolíticos de piel oscura, mucho menos numerosos. Estos grupos humanos arcaicos acabaron siendo absorbidos por los nuevos pobladores hasta desaparecer por completo.
En las poblaciones europeas actuales parece haber permanecido algún rastro genético de los grupos humanos del Mesolítico a los que perteneció Elba, pero en un grado muy reducido. «Según Gloria González y otros genetistas, la herencia que puede quedar hoy de ellos es muy pequeña», concluye Grandal.
Ropas de pellejo de ciervo y un bastón para la cojera
La recreación de Elba que se muestra en el museo geológico de Quiroga tuvo en cuenta los conocimientos científicos actuales sobre las poblaciones del Mesolítico europeo y también algunas características personales de este individuo. Las ropas que viste son de piel de ciervo. «No podían ser de oveja porque en esa época aún no se criaban ovejas en Europa», dice Aurora Grandal.
Por otro lado, la figura de Elba aparece empuñando un bastón porque los científicos creen que esta mujer tenía problemas para andar debido a una fractura -no de tipo traumático, sino causada por el desgaste- en un hueso metatarso del pie. En cuanto a la edad que tenía cuando murió, no se puede saber con certeza porque los huesos pélvicos que podrían indicarlo no se han conservado. «Calculamos que tenía entre 20 y 40 años, pero más bien cerca de los 40», agrega.
Otros casos conocidos
A finales del 2013 se dio a conocer el resultado de los estudios genéticos efectuados sobre los restos de dos hombres de hace 7.000 años que fueron descubiertos en la cueva de La Braña, en el municipio leonés de Valdelugueros. De acuerdo con los análisis, estos individuos eran de piel oscura y ojos azules. A la izquierda, un retrato robot de uno de los hombres de La Braña. Por otro lado, en el 2018 se divulgó una investigación realizada sobre el esqueleto del llamado hombre de Cheddar, hallado en 1903 en el suroeste de Inglaterra y datado hace unos 10.000 años. La secuenciación genética reveló también tenía piel negra y ojos azules. Todos estos individuos vivieron en el mismo período cultural que Elba, el Mesolítico.