Convive una semana con el cuerpo de su madre muerta en Monforte

Carlos Cortés
Carlos Cortés MONFORTE / LA VOZ

MONFORTE DE LEMOS

Los servicios de emergencias forzaron la puerta para entrar en la casa

23 ago 2023 . Actualizado a las 11:06 h.

Un vecino de Monforte convivió alrededor de una semana con el cuerpo sin vida de su madre, aparentemente porque no llegó a darse cuenta de que había muerto. La mujer fue encontrada sin vida este viernes, después de que la policía pidiese ayuda a los bomberos para entrar en su piso, porque el hijo no les abría la puerta. El hijo, que tiene unos 70 años, sufre una enfermedad mental.

La fallecida se llamaba Dolores González Casanova y el día que los servicios de emergencia entraron en su casa y la encontraron muerta habría cumplido 94 años. Era natural de A Pobra do Brollón, donde vivió hasta que hace aproximadamente veinte años y ya jubilada se mudó a Monforte con su marido y su hijo. Enviudó hace años y desde entonces vivían solos ella y su hijo en el número 20 de la calle Celso Emilio Ferreiro, un edificio de cinco alturas y siete pisos por planta.

La mujer fallecida se valía por sí misma y salía de forma regular de casa para hacer la compra en un supermercado cercano. En los últimos tiempos se la veía más cansada de lo habitual y a veces tenía que pararse a recuperar fuerzas en un banco cuando volvía a casa con las bolsas llenas de lo que acababa de comprar.

En todo caso, su cabeza parecía estar perfectamente y sus relaciones con los vecinos eran cordiales. No pasaba lo mismo con su hijo, un hombre de comportamiento errático y con arrebatos puntuales de agresividad, aunque no hay constancia de que haya protagonizado nunca ningún altercado violento grave.

Pidió ayuda a una vecina

La primera fuera de esa casa en darse cuenta de que a la mujer podía haberle pasado algo fue otra vecina que se llama Sonia. Prefiere no divulgar sus apellidos pero es de los pocos en el edificio que siempre tuvo una relación relativamente cordial con el hijo de la mujer fallecida. Quizá por eso, el hombre se dirigió a ella el pasado día 16 cuando se cruzaron por la calle a última hora de la tarde y le dijo que tenía que pedirle un favor. «Pediume que fose á súa casa —recuerda Sonia— para axudalo a deitar á súa nai». Le extrañó mucho porque nunca antes le había pedido ayuda. A la mañana siguiente llamó a la Policía Local.

Los policías fueron ese día cuatro veces veces al piso, pero el hijo no les abrió. Al día siguiente volvieron, ya con la Policía Nacional, los bomberos y una ambulancia. Ese día, el olor ya era alarmante en el rellano de la escalera del primero, donde vivía la fallecida. Días antes, algunos vecinos habían notado olor en el patio de luces, pero no le dieron importancia.

En el piso no había rastro alguno de violencia. La autopsia demostró lo que todos pensaban, que la mujer había fallecido de muerte natural. El hijo se dio cuenta de que a su madre le pasaba algo, pero no alcanzó a ver la realidad. O no quiso verla. Había encendido un calefactor al lado del cuerpo de su madre por si acaso había cogido frío.

Dolores González Casanova fue enterrada este domingo en la intimidad familiar en A Pobra do Brollón. Su hijo se encuentra por ahora internado en la unidad psiquiátrica del hospital de Calde, en Lugo.