La puerta de la Alcazaba, ocho siglos de historia y un nombre imaginario

felipe aira MONFORTE

MONFORTE DE LEMOS

ALBERTO LOPEZ

Fue la entrada principal de la villa y en otros tiempos se la denominaba de Carnicerías o Pescaderías

05 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En Monforte existió una primera fortificación en torno al primitivo cenobio benedictino levantado en el siglo VIII sobre el Castro Dactonium, como aseveran las escrituras más antiguas pertenecientes a los monjes de las que nos dejaron noticias por documentos y libros de registros. Con la fundación -más bien, refundación- de la villa, en el año 1104 se levantan las construcciones defensivas origen de la muralla que aún podemos ver. Tras la gran guerra irmandiña (1467-1469), el complejo fortificado se reconstruye. Siguiendo los testimonios que han llegado hasta nosotros, se mejoró este conjunto militar medieval único en Galicia por sus características.

En sus más de 800 metros de perímetro se conservan algunas de las denominadas puertas de villa. La llamada actualmente de la Alcazaba recibió ese nombre como consecuencia del capricho de un alcalde de comienzos del siglo pasado, que sin ningún tipo de rigor así la bautizó. Sus verdaderos nombres históricos fueron puerta de las Pescaderías o puerta de las Carnicerías. Incluso fue denominada oficialmente durante siglos puerta principal de la villa, concretamente entre finales del siglo XVI y el siglo XVII.

Esta puerta de la parte suroeste de la muralla comunicaba la parte extramuros de la villa (Rua Nova, Arrabal, Plaza de los Herradores, Herradores, Peña, San Antonio, Remberde, As Cortes, Pelambres, Abeledos) con la intramuros (Pescaderías, Falagueira, Zapatería, Rua Vella, Plaza de la Sal, Ourianes, plaza de las Ollas). Se compone de un arco apuntado de tendencia gótica, con dovelaje de cantería de granito.

Escudo del palacio condal, ahora parte del Parador de Turismo
Escudo del palacio condal, ahora parte del Parador de Turismo ALBERTO LOPEZ

Al cruzarla, pasamos bajo una bóveda de medio cañón en piedra pizarrosa extraída del propio monte. Su tipología es de una construcción de finales del siglo XII o comienzos del siglo XIII, perteneciente a la primera muralla levantada. El almenado de su coronamiento sin duda fue llamativo, aunque nada queda de él para poder describirlo.

El pozo encontrado entre esta puerta de villa y el torreón de Santo Domingo (siglo XV) correspondía a la fuente de la carnicería pública, que desde la Baja Edad Media se encontraba en ese lugar. Aquí podemos observar una torre poligonal, construida con piedra pizarrosa como la puerta mencionada, que defendía esa entrada.

Del lado opuesto, se pueden ver todavía unos huecos que pertenecieron a construcciones en las que se establecieron algunos siglos la Carnicería de Abajo y otras casas y bodegas. En un documento de la segunda parte del siglo XVI se lee: «Foro que hizo fray Benito de Subira a Jerónimo Alvarez clérigo y otros tres vidas de la casa y bodega pegada a la puerta principal de la villa frontero a la Carnicería, linde de la calleja».

La puerta de las Carnicerías fue construida al levantarse la primera muralla por los «señores e tenentes de Lemos», allá por el siglo XII. Tenía un importante tránsito y comunicaba el antiguo palacio condal -que se levantaba donde hoy se encuentran los depósitos de agua -por la Rúa Vella con la zona extramuros. A través de la Rúa Nova, que se menciona como tal en los siglos bajomedievales, daba acceso al puente de los Pelambres, el hoy nombrado puente viejo, lugar de paso para los viajeros que iban o venían de Santiago y los barrios medievales que existían de esta otra parte del río Cabe, As Cortes, Remberde, Abeledos, Carude de Cobas y O Fabeiro.

Los palacios condales

Los «palacios nuevos» se levantaron en tiempos de Rodrigo, segundo conde de Lemos, y de su hija Beatriz, tercera condesa de Lemos, durante las primeras décadas del siglo XVI. De aquellos palacios poca cosa queda. Uno de los elementos más sobresalientes de lo que se conserva es la puerta de mármol de O Incio con el escudo de los condes hereditarios y perpetuos de Lemos.

Lindando con la muralla por su parte exterior, y desde esta puerta de villa, existía un camino vecinal que comunicaba con el monasterio benedictino, a partir del siglo XVI, y con la ermita de Nuestra Señora de los Campos, construida en ese siglo. Desde esta puerta también se abría un camino inmediato que conducía por dentro de la muralla al referido monasterio. Con el paso del tiempo ambos acabaron por estar en muy mal estado, como ilustra un documento municipal de los primeros años del siglo XX: «Indicó la conveniencia de que se hicieren las obras necesarias con reparación de toda la carretera municipal o caminos vecinales que desde la cuesta de Santo Domingo conduce a la iglesia parroquial de S. Vicente del Pino por sus dos avenidas, del Campo de la Virgen y por la conocida del arco de las Pescaderías, que desde hace muchos años está en el abandono más lamentable», detalla ese escrito.

La casa consistorial se encontró siempre dentro de murallas, hasta que se trasladan sus dependencias allá por el año 1825 al hospital de Sancti Spiritu, en la calle del Arrabal, tras verse afectado por la Desamortización en 1821. Los judeoconversos monfortinos más destacados, como la familia Gaibor, adquieren casas en las cercanías de esta puerta, en la calle Falagueira, a comienzos del siglo XVI. Los Gaibor, importantísimos mercaderes, desempeñan significativos cargos en el organigrama municipal o de la casa de los Condes de Lemos. Otras familias como los Ponce de León y Somoza, Coronel, Guadalupe, Céspedes, De Oliveira, Pereira, de Lucena tenían morada en esta zona.

Su nombre actual carece de rigor histórico y surgió por el capricho

de un alcalde

El tramo más próximo de la muralla a punto estuvo de ser derribado

A partir de la segunda mitad del siglo XVI, el abandono de la fortaleza monfortina se hace cada vez más patente. En su decadencia influyó de forma determinante que perdiese la utilidad defensiva que tenía en la Edad Media. Como consecuencia de ello, muchas familias solicitaron terrenos para trabajar las tierras inmediatas extramuros e intramuros, al abrigo de sus paredes y aprovechando así su protección al frío.

El abandono del complejo fortificado por los descendientes de los titulares feudales motivaría con el tiempo que los descendientes de estas familias se fuesen apropiando de los terrenos limítrofes. Hasta se construyeron casas y bodegas reutilizando materiales de la fortaleza. En gran parte del lienzo de la muralla, los cierres de propiedades particulares discurren paralelos a la derruida cerca medieval.

«En la villa de Monforte de lemos a catorce dias del mes de julio del nobenta y ocho años, el licenciado Ruy gomez corregidor desta villa dixo que por quanto las puertas de esta villa y los postillos de la cerca en las partes que estan caidas y la puerta de nuevo se hiço en la puente y otras que estan en Santo antonio estan mal hechas y todo tiene necesidad de repararse de nuevo y de cerrarse del todo algunos caminos para guarde de la peste», reza un documento de 1598 que advierte del abandono de la fortaleza.

Riesgo de desplomes

A la altura de la cabecera de la iglesia de A Régoa, antiguo convento de San Jacinto (del siglo XVII), el torreón defensivo está cortado para mantener las medidas de la calle de acceso. Parte de sus materiales pudieron ser utilizados en la construcción del vecino convento dominico. Existe documentación, por otra parte, que nos informa de que esta puerta de la muralla y su entorno a punto estuvieron de ser demolidos hace un siglo

«Considerando que los desprendimiento en el despeñadero existente sobre la espalda  de la iglesia de la Régoa tiene su origen en que al construir ese templo con posterioridad al camino no se dejó el talud suficiente y que al edificar  la nueva sacristía de la iglesia se han quitado piedras y tierra por debajo del Peñón resultando este al descubierto y que el torreón de la antigua muralla y arco contiguo a ella amenaza ruina por lo que es preciso su demolición para evitar desgracias», señala un documento de comienzos del siglo XX.