Robadas no, perdidas en un nicho

carlos cortés roi fernández CHANTADA / LA VOZ

CHANTADA

ROI FERNANDEZ

Aparecen en un cementerio las enormes llaves desaparecidas tras un asalto a una iglesia de Chantada. Todos pensaban que el ladrón se las había llevado

08 oct 2015 . Actualizado a las 18:36 h.

Pocos pensaban ya en O Convento que aparecerían de nuevo las viejas llaves de la iglesia. Desaparecieron hace un año después de un intento de robo y todo el mundo en esa parroquia chantadina las suponía en manos de algún ladrón de poca monta o vendidas a algún aficionado a las antigüedades con pocos escrúpulos. Pero no, las llaves nunca llegaron a salir de la parroquia. Un vecino acaba de encontrarlas en el cementerio. Pueden tener unos trescientos años de antigüedad.

El hombre estaba limpiando el nicho de su familia hace unos días y las vio cuando se subió a una sepultura para terminar el trabajo. Estaban allí, ocultas a la vista de todos pero a solo unos pasos de la puerta de la iglesia. Todo apunta a que el ladrón las tiró encima de los nichos tras intentar usarlas para abrir la puerta, puede que en un arranque de rabia por no haberlo conseguido.

Hacía falta maña

Aquel intento se robo se produjo el 21 de septiembre del año pasado. El ladrón -o los ladrones, que nadie llegó a ver nada- se apoderó de las llaves en la sacristía, el lugar en el que el cura las guardaba. Se trata de dos piezas de hierro forjado de considerables dimensiones, una para cada una de las cerraduras que tiene la puerta de la iglesia. Una de ellas es fácil de manejar, pero para poder con la otra hay que tener práctica. Es preciso hacer fuerza y girar la mano de manera apropiada. El ladrón tuvo toda la noche para intentarlo, pero la llave difícil se le atragantó y no pudo con la segunda cerradura.

En cuanto los vecinos se dieron cuenta de lo que había pasado, la parroquia presentó una denuncia ante la Guardia Civil. Y en paralelo, el cura de la parroquia, Pegerto Torres Hermida, le pedía al ladrón a través de los medios de comunicación que las devolviese. «Esas chaves non valen cartos», aseguraba para tratar de destacar que si los vecinos querían recuperarlas era por una cuestión sentimental y no económica. Desde luego, las llaves tampoco iban a valer para un segundo intento de entrar en la iglesia, porque el cura ordenó inmediatamente cambiar las cerraduras viejas por unas nuevas.

En aquel momento, algunos vecinos sospecharon de un vagabundo que vieron merodear por la iglesia en los días previos al intento de robo. Fuese él o no, el caso es que un año después, la investigación policía no parecía haber dado resultado alguno. Era cuestión de tiempo que alguien se subiese al nicho adecuado y las encontrase.

Unas copias hechas a partir de fotos

El cura de San Salvador de Asma, el nombre oficial de la parroquia de O Convento, tenía decidido jubilar las antiguas llaves de la iglesia cuando se produjo el robo frustrado. Su plan era poner unas nuevas cerraduras en la puerta, no tanto porque dentro haya nada de mucho valor, que no hay, sino por comodidad. Y así podría exponer las viejas en una vitrina en la iglesia. Probablemente, ese sea finalmente su destino, una vez que han sido recuperadas. Incluso es posible que junto a los originales se expongan también las copias fabricadas por dos vecinos de la parroquia. Fue un trabajo complicado y posible solo gracias a que había fotografías en las que se veía al detalle el perfil de la parte de las llaves que encaja en la cerradura. El resultado son dos llaves de hierro que funcionan, aunque en realidad ya no hacen ninguna falta.