La gran riada de la Navidad de 1909

FELIPE AIRA MONFORTE

LEMOS

Imagen de la riada histórica del año 1909, el Cabe desbordado en el puente viejo
Imagen de la riada histórica del año 1909, el Cabe desbordado en el puente viejo ARCHIVO F. AIRA

La histórica crecida del Cabe convirtió calles en ríos, varias casas cayeron y en las tiendas el agua cubría el mostrador

20 oct 2019 . Actualizado a las 08:50 h.

Casas derrumbadas, barrios incomunicados, aguas a la altura de los mostradores de las tiendas... Son solo algunas pinceladas de los devastadores efectos de las inundaciones de diciembre del año 1909 en Monforte. El nivel del río Cabe llegó a subir entonces cinco metros. Las pérdidas materiales que dejó la crecida ascendieron a un millón de pesetas de la época. Los intensos temporales dejaron huella en Galicia a lo largo de la historia y Monforte no se libró de ellos. El puente viejo hubo de ser reconstruido durante la segunda parte del siglo XVI como consecuencia de otra avenida. Pero la inundación más grave de la que se guarda memoria en Monforte aconteció hace 110 años, en vísperas del día de Navidad de 1909.

«La lluvia que hace dos meses no nos deja salir a la calle sin paraguas aumentó ayer y anteayer, acompañada de un viento huracanado, y tan violento que parecían haberse desencadenado los elementos todos sobre este pueblo», relata una crónica local publicada el 24 de diciembre de aquel año. El curso del Cabe, que atraviesa la población de norte a sur, había crecido de tal modo que la corriente arrastraba río abajo arcas, baúles, útiles de labranza y los objetos más diversos. La crecida se había acentuado de madrugada y al amanecer muchas calles del pueblo eran verdaderos ríos.

Un vecino subido a un banco a la entrada del Campo de San Antonio
Un vecino subido a un banco a la entrada del Campo de San Antonio ARCHIVO F. AIRA

Los barrios de San Antonio y Santa Clara se hallaban incomunicados por la crecida. Invadidas por el río, varias viviendas próximas al Cabe se derrumbaron. Al menos seis se vinieron abajo en Santa Clara en las primeras horas del día de la Navidad de 1909. El alcalde ordenaría el desalojo de las que habían quedado en pie ante el temor de que también acabasen por caer.

Se salvó el piano

Entre las edificaciones afectadas por las inundaciones estaba el Liceo Artesano del paseo del Malecón, de cuyo mobiliario se salvó el piano. Entre los escombros se apilaban la mesa de billar, espejos y buena parte del mobiliario. Las galerías y madera del edificio flotaban en el remanso que dibujaban las aguas que habían invadido la calle del Comercio. Parte de la casa que ocupaba el servicio de Telégrafos también se derrumbó.

La actual plaza de Doctor Goyanes, inundada por las aguas del Cabe
La actual plaza de Doctor Goyanes, inundada por las aguas del Cabe ARCHIVO F. AIRA

Idéntica suerte corrieron los hogares de muchos vecinos que quedaron en la miseria a causa de la riada. Las crónicas dan cuenta del derrumbe de la vivienda de Sebastián Franco, que se salvó milagrosamente junto con sus hijos de morir ahogado. Gracias al auxilio de los vecinos pudo guarnecerse del frío y del agua, que se llevó por delante todos sus enseres y cuantos bienes tenía en el domicilio.

En el Cantón el agua llegó a la altura de los entresuelos y cubrió los mostradores en los comercios de esa zona, cuyos propietarios vieron cómo se perdía prácticamente todo el género. El vino que había en los depósitos de las tabernas próximas al río y en las bodegas particulares que abundaban en Santa Clara también se había perdido. En algunos casos, las cubas se vaciaban mientras eran arrastradas por la corriente. Al propio alcalde, Tomás Somoza, la riada le arrancó un tonel de la bodega.

El personal de la estación de tren de Canaval huyó al inundar el agua los andenes

A cada momento llegaban aquel día de Navidad noticias de nuevos derrumbamientos y de casas en las que se iniciaban desprendimientos. Los vecinos las desalojaban tan pronto comenzaban a presentar grietas, buscando refugio entre el resto del vecindario con los muebles y haciendas que podían sacar. En ocasiones, la Guardia Civil tenía que intervenir para sacarlos de las casas y evitar males mayores. El gobernador agradeció el esfuerzo de los miembros de la Benemérita, que habían auxiliado a la población «en la noche, casi sin luz, llenos de fango hasta la cintura y con el agua que les cubría por entero las polainas».

El gobernador civil visita Monforte el día de Nochebuena de 1909
El gobernador civil visita Monforte el día de Nochebuena de 1909 ARCHIVO F. AIRA

El gobernador civil había visitado Monforte el 24 de diciembre, acompañado por el comandante de la Guardia Civil, el jefe de Obras Públicas y el alcalde de Monforte. Pernoctó el gobernador en la fonda de la Estación, que estaba atestada de viajeros detenidos en Monforte por el corte de las líneas de Madrid y Vigo. El día anterior había estado en Montefurado y San Clodio, así como en otros pueblos de Quiroga inundados.

En Sober, el Cabe se desbordó en tal forma a su paso por Canaval que el agua llegó a los andenes e invadió el edificio de la estación de ferrocarril. El jefe y los empleados huyeron llevándose la caja, documentación y algunos aparatos. Encontraron refugio en las casas ubicadas en puntos más altos de la parte del pueblo opuesta al río. El día de Navidad, el muro de contención existente a la salida del túnel próximo a Canaval se desprendió y los escombros cortaron durante mucho tiempo la vía. Fue necesario volar con dinamita los grandes bloques desprendidos.

Puentes destruidos

En un documento municipal de la época se puede leer: «Por el Sr. Presidente se dio cuenta de los enormes daños causados en las casas y fincas de esta población y parroquias ribereñas del Cabe y sus afluentes así como de haberse llevado la riada las puentes de Distriz, Piñeira, A Parte, San Mateo, Vid, Malvarón, Portobrea, Carrouba, Barja de Frojende de Morede y otros».

Un año después, un concejal pide que parte de las compensaciones acordadas se destinen «a reparar el puente de piedra sobre el río Cabe por haberlo resentido las avenidas y ser necesario restaurarlo estando los pretiles desnivelados y muchas piedras de los pilares saliéndose por falta de cal hidráulica y cemento».