Llegó a Nueva York para dirigir una delegación de la extinta Caixanova, antes de ser nombrado responsable de la oficina del Igape en esa ciudad estadounidense, donde ha terminado por echar raíces. Cofundador de la empresa Spanish Acquisition, el monfortino Juan Paredes se mueve ahora como pez en el agua en la distribución de vinos en tiendas especializadas y restaurantes neoyorquinos.
-¿Entran bien allí los vinos de Ribeira Sacra?
-Nueva York es más fácil. Hay un público más educado en los vinos de estilos diferentes, más receptivo a la novedad. Según te vas alejando, el mercado tiende a un perfil de vinos más clásico, como los riojas.
-¿Qué importancia tiene traer a sumilleres y jefes de ventas al lugar donde se produce el vino?
-Fundamental. Las catas y los puntos de los críticos pueden estar muy bien, pero la mejor manera de vender un vino es empaparse del lugar y de la gente que lo hace. En Ribeira Sacra, con este paisaje, ni te cuento.
-Cómo puede ayudar los bodegueros?
-Creyendo en sí mismos. A veces los veo un tanto cohibidos durante estas visitas, cuando es todo lo contrario. Esta gente está cansada de grandes bodegas, de Rioja o de Burdeos. Buscan autenticidad, justo lo que ellos pueden ofrecerle.