Los vinos con acento internacional de Ribeira Sacra

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

MARCOS MÍGUEZ

Dirk Niepoort abrió en el 2008 un camino por el que transitan elaboradores de los lugares más diversos

18 dic 2017 . Actualizado a las 22:59 h.

«Solo de cubierta habrá que reponer unos cuatrocientos metros», dice el danés Martin Damm. Mientras habla, señala la techumbre la construcción tradicional que rehabilita en Amandi, en el corazón de la Ribeira Sacra. Entre sus gruesos muros de piedra, pronto fermentarán las uvas de las minúsculas viñas que comenzó a reunir. Nació hace 46 años en Odense, a unos 150 kilómetros de Copenhage, donde reside con su mujer y sus hijos. Importador de vinos de primera línea, nunca se había planteado elaborar el suyo. Hasta que en un viaje a la zona descubrió los bancales de vértigo que se atisban desde su futura bodega.

Martin Damm, el californiano Zach Elfman, los italianos Waltter Podda y Giusepe Egitto o el venezolano Francisco Prego tienen en común el dar rienda a sus inquietudes enológicas en la Ribeira Sacra, pese a haber nacido a miles de kilómetros de distancia y carecer de vínculos con este rincón de Galicia. Los suyos son proyectos a pequeña escala que siguen la senda que abrió el bodeguero del Douro Dirk Niepoort, cuando en el 2008 comenzó a elaborar vinos en colaboración con Adega Guímaro. Esa fue la primera cosecha de su Ladredo, la viña de la ribera del Sil que da nombre a este tinto.

El impacto del paisaje del viñedo en bancales, en su primer viaje a la Ribeira Sacra, también convenció a Dirk Niepoort de que debía elaborar un vino allí. «Está empezando, pero la Ribeira Sacra tiene todo para llegar a conseguir mucho prestigio dentro de unos años», dice el enólogo portugués Carlos Raposo, que se desplaza con regularidad desde el Douro para supervisar la elaboración de Ladredo.

Desembarco argentino

La colaboración de Niepoort con Guímaro fue apadrinada por el también enólogo Raúl Pérez, cuyo prestigio internacional a punto estuvo de propiciar otros desembarcos. Entre ellos el de los hermanos Michelini, bodegueros argentinos a los que está dedicado uno de los capítulos Tras las viñas. Un viaje al alma de los vinos, del que es coautor Josep Roca, sumiller del Celler de Can Roca, elegido mejor restaurante del mundo en el 2015. Los Michelini, referentes de los nuevos vinos de la región de Mendoza, viajaban ese mismo año a la Ribeira Sacra para allanar el terreno. Pero de momento se inclinaron por Bierzo, donde elaboran el mencía A Merced.

No es fácil aterrizar en Ribeira Sacra, sobre todo si hay prisas. Las condiciones de cultivo son difíciles y la división de la propiedad extrema. Hay quien busca la fórmula de la colaboración con alguna bodega puntera, pero los que desbrozaron el camino cuando pocos valoraban su trabajo no siempre están por la labor. El riojano Telmo Rodríguez, cazador de terruños de olfato muy fino, lo intentó sin éxito antes que Raúl Pérez.

El tiempo parece justificar tanto interés. «Creo firmemente que el potencial de esta zona para elaborar tintos de clase mundial es casi ilimitado», escribe el crítico estadounidense John Gilman sobre Ribeira Sacra en su boletín digital View from de cellar.

Martin Damm sigue muy de cerca sus puntuaciones cuando se trata de importar algún vino de Borgoña en Dinamarca y el mercado escandinavo. Se contagió además de la confianza de Gilman en una zona que quizás algún día llegue a ser un referente a nivel internacional.