Los productores y las empresas del sector, a su juicio, van a pasar muchos apuros hasta que llegue la cosecha del 2018. En su opinión, los motivos de esta brutal caída de la producción son varios. «As xeadas tardías que caeron en abril fixeron moito dano e despois non choveu praticamente nada nos seguintes meses», indica. Por otro lado -agrega el empresario-, las altas temperaturas favorecieron la propagación de la avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphillus), una especie invasora de origen asiático que fue detectada por primera vez en Galicia en el 2014 y que puede causar graves mermas en la producción. «Estamos insistindo moito en que se fagan canto antes soltas de torymus [Torymus sinensis, un insecto que depreda la avispilla del castaño], pero o Goberno central aínda non as autorizou», indica Areán.
El volumen del fruto puede reducirse en un 80% con respecto a una
temporada normal
Apostar por variedades de maduración tardía para hacer frente a los veranos secos
Las peculiares condiciones meteorológicas que se dieron este año -según el criterio de Miguel Areán- pueden repetirse en un futuro próximo y seguir perjudicando gravemente la producción de castañas. A su parecer, lo más acertado que se puede hacer ante esta perspectiva es fomentar la plantación de nuevos soutos con variedades que dan cosechas más tardías, como es el caso de la conocida como xudía. «Creo que o mellor que podemos facer agora é apostar por variedades que tardan máis tempo en madurar, para que as castañas aproveiten polo menos as chuvias que poidan caer en outubro despois dun verán moi cálido e seco», explica.