Decoraciones con cal, una singularidad del sur lucense

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Las comarcas de Lemos y Chantada conservan un elemento muy poco común en el conjunto de Galicia

01 abr 2017 . Actualizado a las 21:20 h.

Aunque no suelen ser destacadas como un patrimonio típico de la Ribeira Sacra ni se las incluye en las rutas turísticas, las fachadas con decoraciones de cal que abundan en varios municipios del sur lucense son un elemento de la arquitectura tradicional con muy poca presencia en el resto de Galicia. El estado de conservación de estos diseños en general no es satisfactorio, ya que en muy pocos casos se han restaurado y una gran parte de ellos se encuentran en casas abandonadas.

Un estudio realizado entre 1992 y 1993 por el arquitecto Plácido Lizancos y varios colaboradores -subvencionado por la Consellería de Cultura- señala que estas decoraciones son particularmente numerosas en las comarcas de Lemos y Chantada. El trabajo se centró en los municipios de Monforte, Sober y A Pobra do Brollón, en los que se catalogaron 155 edificios con este tipo de decoración. Los autores indican que estos diseños también son comunes en Pantón, O Saviñao, Carballedo, Chantada y Taboada.

Fuera de estas dos comarcas, los dibujos de cal también se pueden ver en Portomarín, Monterroso, Antas de Ulla y Guntín de Pallares. Otras decoraciones en cierto modo semejantes se conservan en ciertas zonas del norte de Ourense lindantes con el Sil y del sur de esta misma provincia, junto a la frontera portuguesa.

El referido estudio indica por otro lado que es muy difícil determinar los orígenes históricos de estas manifestaciones artísticas debido a la falta de documentos escritos que las mencionen. El más antiguo de los diseños que pudieron localizar los investigadores en la comarca de Lemos contenía una inscripción con la fecha de 1706. Otros pudieron ser datados en la décadas de 1910 y de 1930 por testimonios orales de vecinos. Según todos los indicios, esta técnica tradicional cayó en desuso a mediados del siglo pasado.

Posibles influencias

En opinión de Plácido Lizancos, estas pinturas pueden ser el resultado de interpretaciones realizadas por albañiles locales de ciertos elementos ornamentales propios de la arquitectura culta -especialmente religiosa- observados en lugares como Santiago, Ourense o Lugo. El arquitecto no descarta tampoco que se trate de una influencia artística llegada a través del Camino de Santiago.

Estas decoraciones, por otro lado, presentan una gran variedad de motivos, que comprenden diseños geométricos y abstractos, figuras vegetales, animales y humanas, símbolos religiosos -como cruces y cálices- y objetos como botellas y jarras. En ciertos casos incluyen inscripciones con letras y fechas. También hay mucha diversidad en cuanto a sus dimensiones, ya que algunas cubren fachadas enteras mientras que otras se limitan a fajas horizontales o verticales o a enmarques de puertas y ventanas.

Además del mencionado estudio, este patrimonio artístico fue también analizado en el libro Cintados de cal na Galiza. Paredes para ler, publicado en el 2012 por José María Ventura Real. La existencia de estos diseños -en este caso ciñéndose solo al municipio de Sober- fue divulgada además por la asociación cultural O Colado do Vento a través de su página web.

Una técnica con una denominación problemática

A pesar de su importante presencia en el sur lucense, las decoraciones con cal no parecen haber tenido una denominación popular generalizada en este territorio. Lizancos apunta en su estudio que en una encuesta realizada entre un centenar de vecinos de la comarca de Lemos de más de 60 años solo se encontró una persona que apuntó un nombre concreto para definir estos dibujos: «mouriscas».

En el estudio dirigido por el arquitecto se menciona la denominación de grutescos, un término surgido en Italia a principios del siglo XVI y adoptado por otros idiomas -como el castellano y el gallego- para designar las decoraciones murales con motivos caprichosos. Los autores también sugieren el nombre de esgrafiados -igualmente de origen italiano-, que se aplica a las decoraciones en los revestimentos de los muros.

 

Plantillas y compases

Basándose en el estudio de las propias pinturas y en los testimonios de algunas personas que recordaban haber visto cómo se realizaban, Plácido Lizancos opina que el trazado de los dibujos con cal se usaban a menudo plantillas de cartón. En ciertos diseños geométricos, por otra parte, se puede percibir que se utilizaron compases.